Tiempo atrás, conté en uno de estos artículos una anécdota personal. Estaba en Costa Rica sirviendo de intermediario en unas negociaciones entre el gobierno y los sindicatos de ese país, a propósito de la reestructuración de los puertos del Pacífico. En medio de una de las reuniones, uno de los dirigentes laborales se retiró, para regresar poco después, indignado porque acababa de ver en televisión al presidente de la Republica, haciendo un anuncio que contrariaba algo que uno sus ministros allí presente estaba ofreciendo. Surgió una agria discusión y un impasse que a mí, infelizmente, se me ocurrió tratar de destrabar diciendo que no nos precipitáramos, porque algunas veces los presidentes hacen anuncios que después no se concretan. No había terminado de hablar, cuando una dirigente sindical me interrumpió, diciendo que eso seria en mi país, donde el presidente hacia cualquier tipo de anuncios a cada momento, que se podían cumplir o no, pero que en Costa Rica, la palabra del Presidente se tomaba como un compromiso y un hecho a cumplir.
Recordé de nuevo la anécdota cuando oí recientemente al Presidente Chávez, quien por tercera vez, volvía a amenazar con estatizar a las empresas europeas, en venganza por la aprobación por el parlamento del viejo continente de nuevas leyes inmigratorias. Chávez insistía en que lo que decía era “en serio”. Tal insistencia de un presidente en que lo que está diciendo es “en serio” es insólita, y revela hasta donde, él mismo percibe y confiesa ingenua e inadvertidamente, que su palabra se ha devaluado enormemente. Cuando uno tiene que apelar al “créanme por favor”, “esto es en serio”, “ya van a ver que ésta vez si”, “se los juro por diosito santo” es porque obviamente la credibilidad de uno está seriamente comprometida. En su caso no es para menos.
¿Cuán en serio lo podrán tomar los niños de la calle, a quienes prometió convertir en “los niños de la patria”? ; ¿Cuán en serio lo podrá tomar Uribe, cuando un día lo llama criminal y al día siguiente hermano? ¿Cuán en serio lo podrán tomar, el Banco Mundial y el FMI, cuando unos meses atrás anunció la salida de Venezuela de dichos organismos y hoy seguimos allí tranquilamente como si nunca hubiéramos dicho nada al respecto? Es de suponer que muy poco. De seguir por ese camino, muy pronto podremos ver al presidente, hasta riéndose de lo que él mismo está diciendo.
gerver@liderazgoyvision.org
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