Héctor Concari VIETNAM, IRÁN Y EL CINE*

Por estos días se estrenó en Venezuela, por fin, El día que mataron a Kennedy («Bobby»), un film del que ya habíamos escrito y cuyo estreno se produjo en el marco del Festival de Cine Independiente de EEUU. El tema viene a cuento no sólo por los cuarenta años que cumple aquel mítico año de 1968 sino por la distancia que media entre aquel Vietnam y este Irak en otro año de definiciones electorales en Estados Unidos. Aquel año mítico comenzó en enero con la ofensiva del Tet, que transformó una guerra de baja intensidad en un conflicto mayor que terminaría cinco eneros más tarde con la firma de los acuerdos de París (¡y el premio Nobel de la Paz para Kissinger!).

Fue además el año en que las esperanzas de otro Kennedy en la Casa Blanca fueron segadas con el asesinato del candidato Bobby Kennedy y el peso de la mayoría silenciosa y conservadora llevaría a Richard Nixon al poder. Un tema para los académicos es el tratamiento que Hollywood le dio a la guerra de Vietnam. Exceptuando algún disparate temprano (Las Boinas Verdes, dirigida por el mismísimo John Wayne), el cine tuvo problemas serios para digerir la derrota.

Curiosamente, en esos años y con dos filmes emblemáticos Bonnie y Clyde de 1967 y Easy Rider de 1969, la industria comenzaría a reconstruir sus puentes con el público que había abandonado masivamente las salas para instalarse en la televisión. La mesa estaba servida para la renovación más importante del cine norteamericano contemporáneo y apenas tres años después varios éxitos de taquilla se transformarían en clásicos instantáneos: El Padrino, Tiburón, Contacto en Francia, por citar sólo los primeros.

Tenían poco en común: una serie de jóvenes cinéfilos, salidos de escuelas de cine y extraños a la industria. Pero Vietnam como tema tardaría en llegar. Apenas si oblicuamente planeaba sobre el taxista sicópata y vengador de Taxi Driver o se dibujaba en forma de futuro en la muy retro American Graffiti. Cuando llegó —diez años después del mítico 68 para respetar décadas y lustros— fue con El francotirador, un film quintaesencialmente norteamericano, que si bien ha mejorado con el tiempo no deja de tener un tufillo superheroico y una verosimilitud resbalosa.

Habría que esperar dos obras mayores para que la guerra de Vietnam tuviera en la pantalla el peso que tuvo en la historia: Apocalipsis Ahora comenzó a filmarse en 1976 pero sólo se estrenó en 1979; tardía pero triunfante, era una obra mayor, operática, desmelenada, grandiosa, tan demencial como el conflicto y tan desaforada como su director Francis Coppola.

En 1987, otro maestro del cine, Stanley Kubrick, dirigiría Full metal jacket, con la frialdad que lo caracterizaba. En la retaguardia, un veterano de Vietnam, condecorado además, le dedicaba una de sus primeras películas al tema postulando dos demonios: uno bueno y heroico, y otro malo y cobarde en Platoon, de Oliver Stone, ese niño mimado de la izquierda autoritaria. Algo quedaba confirmado en esa tardía relación del cine norteamericano con Vietnam. Había valido la pena esperar.

El panorama cambia con Irak porque aunque el contexto es el mismo —año electoral, guerra crecientemente impopular, Presidente cuestionado, bajas crecientes en el conflicto— el cine ha saltado al ruedo en sincronía con la oposición a la guerra. Leones y corderos ofrece la visión desde casa, como lo hará En el valle de Ellah, de próximo estreno, en el entendido de que en tiempos de Internet la guerra está instalada en lo cotidiano.

Pero a esto se suma, también aún por estrenarse, una bizarra película construida a base de videos de soldados llamada Redacted, del siempre polémico Brian de Palma, que busca narrar el conflicto desde la vida cotidiana según la registran las imágenes. Todo parece indicar que el cine, esa linterna mágica del imaginario colectivo, tendrá mucho que seguir diciendo sobre el tema.

* Tal Cual

Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
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