Tras ganar el Oscar hace un par de años con Crash —su debut en la dirección—, el veterano guionista norteamericano Paul Haggis acometió la realización de La conspiración («In the Valley of Elah»), una drama contemporáneo que propone varias ideas importantes en el marco de la invasión estadounidense a Irak: el efecto deshumanizador de la guerra, el desperdicio de vidas en un conflicto sin sentido, la tendencia de los gobernantes de la mayor potencia del mundo a acomodar la realidad de acuerdo con sus intereses, e, incluso, el miedo a descubrir lo que realmente son nuestros hijos. La fuerza de estos planteamientos se presenta a través de la estructura narrativa del género policial, lo cual permite al director abordar una muerte específica pero también el contexto en el que se produce. Film duro que pone de relieve un tema muy actual —la intervención militar de una potencia en otro país— cuyas consecuencias aún estamos midiendo fuera y dentro de los Estados Unidos.
Haggis aborda la historia de Hank Deerfield, un estricto oficial del ejército norteamericano que se entera que su hijo Mike, soldado recién llegado de la operación militar en Irak, no regresó a la base después de una licencia. Preocupado por la conducta no usual del muchacho, Deerfield viaja hasta la ciudad donde se encuentra el cuartel y no pasará mucho tiempo antes de que se encuentre ante el cuerpo carbonizado y mutilado de su hijo. Desde ese momento —y de forma obsesiva— utiliza su experiencia como ex investigador del ejército para tratar de descubrir lo que realmente sucedió, con la ayuda de la detective Emily Sanders, una mujer que también tiene sus problemas familiares. A pesar de la resistencia de los militares de la base, Deerfield obtiene una pista en una serie de videos grabados en el celular de su hijo que exponen sus experiencias sangrientas en Irak. Con cada paso que da el oficial se descubre un nuevo misterio en la vida de su hijo. Es decir, la guerra se vive en el campo de la batalla, pero también tiene consecuencias en el campo de la paz.
Estos videos constituyen la expresión tanto de un infierno que se vive y se padece en una guerra que los ciudadanos norteamericanos no comprenden, por una parte, y de la mentalidad militarista que se sitúa más allá del bien y del mal, por la otra. Tras cinco años de la invasión estadounidense a Irak —período en el que fue derrocado, capturado, enjuiciado y ejecutado Sadam Hussein— el terrorismo sigue siendo una pesadilla que involucra a todos. Pero, además, en ese mismo lapso se han desatado los fantasmas de la psicopatía en el interior del ejército invasor. El enemigo está afuera y también adentro.
A partir del hallazgo de los videos, Haggis los usa para contar la trama de forma gradual, como si fuese un rompecabezas, y para crear un clima de suspenso que va revelando, detalles tras detalle, las contradicciones de una sociedad que determina que sus jóvenes aún no tienen edad para consumir alcohol pero sí son lo bastante adultos para morir por su país. El hecho de que Mike tenga el cuerpo mutilado y carbonizado es un símbolo de las secuelas psicológicas y emocionales que la guerra ejerce sobre el chico, ya que está completamente destruido mucho antes de regresar a los Estados Unidos.
El personaje de Hank Deerfield representa un punto alto en la ya reconocida carrera de Tommy Lee Jones, quien sigue manteniendo su capacidad expresiva con mucha fuerza. Interpreta a un hombre que puede indignarse al ver una bandera norteamericana izada de forma incorrecta y que es extremadamente metódico, pero que, de pronto, se descubre triste y cansado, con sus ojeras profundas y arrugas imborrables que hablan más que sus palabras, sin saber qué lo que ha pasado en la vida de su hijo pero también en la suya propia. Susan Sarandon atrapa y expresa las emociones de Joan, esposa de Hank, como la mujer que sabe lo que significa perder a su hijo. Charlize Theron ejecuta un trabajo más que correcto como la detective que no sólo ayuda a Deerfield sino que tiene que aguantar el machismo de sus colegas.
La conspiración representa una visión muy pesimista sobre la sociedad norteamericana actual y, en particular, sobre la máquina de guerra que despliega en todo el orbe. Es una nueva expresión de lo que los cineastas de Estados Unidos —y los creadores, en general— piensan del destino de su país.
LA CONSPIRACIÓN (“In the Valley of Elah”), Estados Unidos, 2007. Dirección y guión: Paul Haggis. Fotografía: Roger Deakins. Edición: Jo Francis. Música: Mark Isham. Elenco: Tommy Lee Jones, Charlize Theron, Jason Patric, Susan Sarandon, James Franco y Josh Brolin. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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favor de poner lo k uno diga no de otra cosa??