Política ficción ¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?

Están doblando por ti. Porque has creado tu propia guerra. Porque has dibujado a tus enemigos con el lápiz de la mitología revolucionaria. Porque has diseñado una épica particular a la vieja usanza de los soviets, que ya no existen. Porque, de pronto, descubres que tienes el sol en la espalda. Por eso vas a Moscú. Vas a comprar más armamento. Vas a forjar una «relación de amistad y de confianza política» con Dmitri Medvédev, lo cual significa que vas a tratar de asegurar lo que más te importa. Realmente lo único que te importa: la permanencia en el poder. Primero lo primero, afirmas. Por eso te armas. Pero no contra una improbable invasión del «imperio». Nadie se enfrenta al más grande poderío militar del mundo con las armas que le compraste primero a Putin y ahora al nuevo líder ruso. Mientras tu colega Álvaro Uribe logra unir con esfuerzo y tesón a un país que ha sufrido décadas de enfrentamientos, tú te das el lujo de dividir a los venezolanos y de anunciar una guerra en 2009 si la oposición gana algunas gobernaciones y alcaldías claves en noviembre de 2008. Porque tu guerra es con los venezolanos, no contra los gringos. En tu guerra mandarás a matar a venezolanos. En el fondo estás en guerra contigo mismo. Y sabes que puedes perder. Por eso vas a Moscú. Porque sientes que las campanas están doblando por ti.