Cine NUESTRA SEÑORA DE LA MAGIA

Historia de fe y esperanza, de sueños y realidades, La Virgen Negra establece un planteamiento conceptual y un estilo narrativo que se fundamenta en lo que se definió a mediados del siglo pasado como realismo mágico en el campo de la literatura latinoamericana —Uslar Pietri, García Márquez, Asturias y Rulfo fueron algunos de sus representantes, incluido Carpentier con su «real maravilloso»— que fue derivando hacia el cine del continente, en mucha menor medida, en filmes como la brasileña Macunaima (1969) de Joquin Pedro de Andrade y la mexicana Como agua para chocolate (1992) de Alfonso Arau, siempre bajo inspiración literaria. No podemos hablar propiamente de una tradición cinematográfica del realismo mágico pero sí de algunas propuestas que se mueven en este campo, como en el caso de esta ópera prima del venezolano Ignacio Castillo Cottin que debuta en la cartelera nacional.

A pesar de su juventud —o quizá gracias a ella: 25 años— Castillo Cottin ha logrado elaborar un producto impecable desde el punto de vista de los valores de producción y extremadamente interesante desde la óptica de un creador de fábulas. En una localidad costeña venezolana, a mediados de los años cuarenta, un niño enamorado cuenta cómo se opera un conjunto de cambios en las vidas de los moradores cuando una esposa celosa —a instancias de una hechicera— sustituye la figura de la Virgen del Valle por la de una Virgen Negra para reconquistar el amor  y la pasión de su marido. A partir de entonces se cumplen los deseos públicos y secretos de todos los habitantes y se crea un espacio distinto a la realidad que se aproxima mucho a la felicidad ansiada por todos. El cielo se ilumina, caen elementos mágicos desde lo alto, la naturaleza se transforma. Una figura religiosa se convierte en herramienta utilitaria para los seres humanos. Nadie se vale por sí mismo. Todos acuden a la Virgen Negra para resolver sus problemas. y lograr sus sueños Hasta que —como sucedió en el Edén— una acción humana altera la vida en ese paraiso terrenal. Aparecen nuevos males, la violencia se desata, la muerte se hace presente, el amor se difiere. Se acaba la magia, retorna la realidad. Los humanos deben actuar como humanos y no como siervos de la Virgen.

Los elementos mágicos alternan con los religiosos. La bruja Lurdita define la trama y el cura Isidoro se suma a los milagros, tras la aprobación de la señora Isabel. Ni siquiera el brasileño doctor Joao Pinto —¿médico? ¿maestro? ¿ambas cosas?— escapa de la seducción no realista. La celosa esposa le importa un bledo si la virgen prieta es pagana o católica y la bella maestra se deja arrastrar por sus ilusiones de amor. Hasta el marido en trance de vocación religiosa regresa a los juegos carnales. El único que no logra sus afectos es Franklin, el niño que cuenta esta historia y —de una manera muy definida— quien acaba con la magia y los milagros. Lo curioso es que los factores paganos llevan la felicidad al pueblo. Pero el breve golpe de una pelota en una caimanera se convierte en la ira religiosa.

Todo esto está contado con un celoso cuidado en los detalles artísticos y técnicos, con la fotografía de Cesary Jaworski, el montaje de Danielle Fillios, la música de Elik Álvarez y la dirección de arte de Diego Rísquez. Lo que falla en este conjunto expresivo es la culminación del guión. La trama se construye sobre una estructura dramática bien definida, coherente en su planteamiento, pero en un momento hacia el final —después del batazo de la mala suerte y de las desgracias— pierde el rumbo y no sabe cómo resolver la fábula. O por lo menos no lo deja claro. Desde luego, ese es uno de los grandes desafíos del realismo mágico. Otro aspecto a  considerar se halla en el carácter naïf, poderosamente ingenuo del relato. Especialmente porque es un niño quien cuenta la historia. Tal vez por ello el guión discurra sin mayores sorpresas, como el cuento que todos conocemos pero nos gusta que lo vuelvan a contar. Por eso, tal vez, la película sólo dure 80 minutos.

Uno de los atractivos del film —además de su historia y su producción— reside en la presencia interpretativa de la española Carmen Maura y la mexicana Angélica Aragón, grandes actrices donde las pongan. La primera como la inmigrante que funda el pueblo tras escapar de los rigores de la posguerra y la segunda como la hechicera que cambia la existencia de los lugareños. A ellas las acompaña el brasileño Matheus Nachtergaele como el médico o maestro que cree en el pensamiento científico. El resto del elenco es venezolano, muy parejo y con especial relieve en el trabajo de Carolina Torres, Francisco Díaz, Caridad Canelón, Jéssica Grau y los niños Julio Rodríguez y Geily Rosales, como Franklin y Negrita.

La Virgen Negra anuncia la carrera de un nuevo realizador que desde su adolescencia ha trabajado en teatro y literatura. Parece abrirse un camino con sello propio, transitando otros temas y géneros característicos del cine venezolano. A juzgar por su ópera prima, Castillo Cottin tiene sensibilidad y formación para elaborar una filmografía más que interesante.

LA VIRGEN NEGRA, Venezuela, 2008. Dirección, guión y producción: Ignacio Castillo Cottin. Producción ejecutiva: Nathalie Sar-Shalom y Castillo Cottin. Fotografía: Cezary Jaworski. Montaje: Danielle Fillios. Música: Elik Álvarez. Dirección de arte: Diego Risquez. Elenco: Carmen Maura, Angélica Aragón, Matheus Nachtergaele, Carolina Torres, Rubén León, Francisco Díaz, Caridad Canelón (Leonor), César Suárez (Virgilio), Jéssika Grau, entre otros. Distribución: Cines Unidos.

Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
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Una respuesta a Cine NUESTRA SEÑORA DE LA MAGIA

  1. LVN dijo:

    Simplemente Felicidades usted, por una critica tan bien llevada. Sin palabras obscenas, sin marginar u ofender a nadie… para mi fue cuasi-objetivo.

    Algo es algo no? por algo se empieza o se retoma, salvando las diferenciasa claro está, pero me parece algo asi como Oriana sabe, algo diferente tanto en lenguaje, trama como a nivel visual. Quizas si esperabamos mas pero esta Bueno a mi me gusto la propuesta. ÉXITOS!!

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