Se lee con interés el inteligente artículo publicado por Jorge Castañeda. Es un buen conocedor de la situación de la Isla y de los intríngulis de muchos de sus dirigentes; eso bastaba para reflexionar sobre lo que ha escrito. Este hombre ha tenido la honestidad de advertir que se limita a hacer una especulación a partir de premisas que la harían conducente. Y es en ese punto que me permito discrepar. Formularé ocho claves que espero ayuden a ponderar todos los factores en juego y no sólo las intrigas o el temperamento de los líderes, que, por supuesto, no pueden ser desdeñados.
Primera clave
Según Castañeda los delfines Carlos Lage (vicepresidente primero del Consejo de Estado y virtual primer ministro, en tanto que jefe del gabinete) y Felipe Pérez Roque (poderoso canciller y principal aspirante a la sucesión de Fidel) habrían organizado con Hugo Chávez un complot para derribar a Raúl. Éste, siempre según Castañeda, se movió rápidamente, convenció a Fidel de la felonía y aplastó la conspiración.
La gran pregunta es ¿tenían Lage y Pérez Roque poder para enfrentar a Raúl? ¿Tendría Chávez manera de ayudarlos? La respuesta es no. Es más, ni siquiera se habrían atrevido a dar ese paso sin el liderazgo de Fidel. De modo que si hubo conspiración, los delfines actuaron bajo la orden del caudillo; y si no la hubo su despido forma parte del proceso que busca superar la visión fidelista de la política, “desideologizar” el comercio, las relaciones exteriores y la organización interna de la economía en función de orientarse hacia modelos similares a los de China y Vietnam. Ambos son hoy capitalistas, conservando en la cumbre la dictadura del partido comunista. Este capitalismo sería en Cuba la manera de evitar el naufragio de la Isla y este socialismo, el de la dirigencia del partido. Que Raúl ha venido trabajando en semejante dirección lo revelan las varias misiones que envió para estudiar las experiencias mencionadas y sobre todo los leves cambios que se han venido realizando. Raúl, más que inspirarlos, cabalga sobre ellos. En distintos momentos encontró resistencia en Fidel y sus delfines. El caudillo ha ralentizado el proceso, a veces ha logrado detenerlo, sin poder cancelarlo. En mi libro La sucesión de Castro, una herida abierta, escrito en 2006 antes de que Fidel cayera enfermo, traté de demostrar que mientras Raúl pensaba en la carta china, Fidel se aferraba a la carta venezolana. Vale decir: la apertura hacia occidente y el sistema capitalista global, o la preservación del cada vez más inviable socialismo fidelista
Segunda clave
¿Cómo comenzó la creciente fortaleza de Raúl en la burocracia cubana?
Durante la guerra revolucionaria, Fidel envió a Raúl a abrir un nuevo frente en el oriente, donde el M-26 de Julio tenía una poderosa red organizada por Frank País. El hermano menor comandaba la columna 2. Para garantizar la combatividad del nuevo frente (que se ubicó en Sierra Cristal) Fidel nombró a Amejeiras como segundo al mando. A diferencia del caudillo, el joven Castro se dedicó a organizar una base de apoyo, similar a las aconsejadas por Mao para una guerra prolongada. Fidel no creía conveniente una guerra de este tipo. Buscaba una victoria rápida y para lograrla maximizó con gran genio la propaganda armada. Batista fue derrotado moralmente, no militarmente. Se disolvió antes de tiempo y por eso su rápida caída aparentemente dio la razón a Fidel, lo que contribuyó a prestigiarlo como líder infalible; y paralelamente sirvió para que algunos cuestionaran a Raúl. Entre veras y bromas el Che y Ramiro Valdés se mofaron de él. Raúl no lo olvidará por mucho tiempo (*)
¡Y sin embargo, el mini Estado organizado por Raúl era más consistente que ese todo o nada que fue la estrategia de Fidel, Húber Matos, Che, Camilo y Ramiro Valdés! Pero como resultó ésta la victoriosa y no aquella, se fortaleció la convicción de que la voluntad de un pequeño grupo iluminado, dirigido por jefes endiosados, era la estrategia adecuada. Nació la teoría foquista, sistemáticamente derrotada en América Latina. No obstante quedó claro que nadie era tan disciplinado y confiable como Raúl, además de igualar a los demás en severidad y crueldad. Fidel, gran conocedor de la gente, le confió el Ministerio de las Fuerzas Armadas (la cartera de Defensa) para garantizarse una lealtad a toda prueba y dejar a un lado aquellos comandantes capaces de jugarse el pellejo en cualquier aventura, tal vez contra él mismo. Le cedió poder a regañadientes, a cambio de seguridad. Un factor adicional fue el parentesco. Desde muchacho Fidel había sido protector, guía y ejemplo del parco y escasamente carismático Raúl.
Ese fue el primer gran paso en el ascenso de Raúl. Aparecía al frente de la estructura más poderosa, sin haber sido el comandante más laureado. Con su brillo organizador convirtió las FAR en una potencia en el hemisferio y una de las más eficaces del mundo. Fue el ministro de la Defensa más longevo del orbe, de modo que el acelerado proceso de militarización de Cuba fue también el de la consolidación de Raúl. Ese ejército recibió su bautismo de fuego en la llamada Lucha Contra “Bandidos” (LCB) Calificados como bandidos por el fidelismo, eran en realidad guerrilleros que combatieron durante seis años con increíble tenacidad. El prestigio de la revolución era muy alto y por eso aquellas guerrillas no tuvieron eco fuera de la Isla.
(*) Recientemente se reconciliaron al punto que Raúl lo elevó al gabinete y luego lo designó vicepresidente del Consejo de Ministros. ¿Qué había pasado? Simplemente que Ramiro, durante años al margen del gobierno probablemente por presión de Raúl, entró en el negocio de la informática y la electrónica, favorecido por Fidel. En esos menesteres fue enviado a China. Burócrata al fin y ya muy lejos del ímpetu revolucionario de la era romántica de la revolución, anudó relaciones con los chinos. Algunos de ellos lo llamarían nuestro hombre en Cuba. Pero como por esa vía transitaba ya Raúl, más pudo la colaboración estratégica que los agravios del pasado, y Ramiro (comandante de los históricos) estrechó vínculos con aquél.
La victoria en esta peculiar lucha elevó otra vez el papel de las FAR. Raúl ya era poderoso y temido.
Tercera clave
Una sombra se le atravesó en el camino. En el Ministerio del Interior se colocó José Abrantes (antes había estado el comandante Ramiro Valdés, a la sazón su rival y enemigo) El despacho alcanzó un enorme poderío en el plano político, el militar y el de seguridad. Desde los CDR hasta fuerzas territoriales dependían de Abrantes, pero algo adicional lo ayudaba y era que bajo su responsabilidad estaba la seguridad personal del caudillo. El ingenioso mecanismo protector ideado por Abrantes fue hermético. Fidel estaba muy complacido. Desarrolló una fuerte conexión con Abrantes, cosa que debió resentir Raúl. ¿Cómo era que su hermano alentaba a su principal rival? Quizá Fidel quiso contrabalancear a Raúl para preservar su supremo arbitraje, pero lo cierto es que la lucha entre MINFAR y MININT tomó dimensiones muy peligrosas. Alguien debía vencer…. y venció Raúl, sólo cuando Fidel percibió una extraña coincidencia de Abrantes con Ochoa y los hermanos de La Guardia, que serían enjuiciados en la Causa 1 en un aberrante proceso parecido a las purgas estalinistas. ¿En quién podía confiar para destituir al poderoso Abrantes? En su hermano y así fue que con el enorme respaldo del caudillo, Abrantes también fue enjuiciado en la Causa 2. Sentenciado, murió en la cárcel en extrañas circunstancias.
Desplazado Abrantes, Raúl dio otro formidable paso en su ascenso. Se apoderó del MINIT colocando al frente a uno de los generales más cercanos e íntimos, Abelardo Colomé Ibarra el Furry, quien actualmente sigue en el cargo. Unificados MINFAR y MININT y la inteligencia militar y la política bajo su férreo control, Raúl se convirtió en el único líder con poder real propio, sólo después del caudillo. Los otros tenían fama pero no fuerza. ¿Cómo podía ninguno conspirar en ese momento contra Raúl sin el apoyo firme de Fidel?
Cuarta clave
Un nuevo acontecimiento, ocurrido a fines de 1989, proyectó todavía más a Raúl. En ese año, el gobierno soviético, bajo la dirección de Gorbachov, notificó a los hermanos dos cosas fundamentales: 1) que la URSS ya no estaba en capacidad de entrar en guerra con EEUU (Reagan) si Cuba fuera atacada 2) que tampoco podía seguir subsidiando a la Isla dado su propio deterioro económico. Fidel reaccionó como un resorte. Reorganizó las FARC creando ejércitos territoriales autosuficientes e idóneos para la guerra de todo el pueblo, allí donde se produjera la temida invasión de los marines; y por otra parte, autorizó la constitución de empresas que operarían con divisas y en el mercado mundial, organizadas como sociedades anónimas, con alta gerencia capitalista, monopolios estatales y la misión de conseguir divisas a como diera lugar.
Dejaré para otra oportunidad las consecuencias acarreadas por la nueva organización militar. Destacaré sólo que surgieron varios nuevos líderes con fuerza propia aunque inferior a las de Raúl y Fidel. Al frente de los ejércitos territoriales despuntaron varios héroes del pueblo cubano por su desempeño en las guerras africanas: los generales de división Joaquín Quinta Sola, Leopoldo Cintra Frías y Ramón Espinoza Martín. Fidel no transó con ellos ni con nadie. Era el caudillo omnipotente, pero Raúl no podría sostenerse sin consolidar alianzas con esos fuertes factores. Afortunadamente venían de regreso del guerrerismo internacional y del conflictivismo exterior. Quieren apertura y tranquilidad y en eso coinciden más con Raúl que con Fidel. La base de la alianza estuvo servida. Pero repito, este será tema para otro ensayo.
Para conseguir divisas a cualquier costo, Fidel y Raúl decidieron ampliar una medida que en escala limitada habían aplicado, y es la constitución de empresas con las características delineadas supra. Sin la oposición de Fidel, antes por el contrario con su respaldo, Raúl creó las llamadas empresas militares y absorbió muchas otras que, sin serlo, quedaron bajo su control.
Las agrupó en un holding llamado Grupo de Administración de Empresas (GAESA) en cuya presidencia colocó a un general amigo íntimo, Julio Casas Regueiro, actual titular de MINFAR por decisión de Raúl. Puso en la gerencia general a su yerno, Luis Alberto López Callejas, con el fin de dominar el nuevo imperio económico. Luis Alberto tiene además la V Sección de MINFAR, referida a las actividades económicas y contables de las FAR. De él salen los aportes para Raúl y Fidel. GAESA factura más de US$ mil millones anuales. No hay área donde no tenga una presencia dominante. En el turismo internacional, por ejemplo, opera la empresa del holding denominada Gaviota, verdadero monopolio relacionado con grandes corporaciones internacionales como Sol Meliá y Club Mediterrane. Lo relacionado con actividades militares y estratégicas incluyendo fabricación y exportación de armamento y geodesia y cartografía, opera desde el holding. El yerno de Raúl dirige las funciones de inteligencia y contrainteligencia dentro del holding. Espía, graba, hace videos de la vida y milagros de quienes trabajan en GAESA, así sean de la mayor confianza. Por eso puede decirse que la economía de Cuba también ha caído bajo control de Raúl Castro. Fidel decretó el Período Especial en Tiempos de Paz. El caos era total. La revolución pudo desaparecer, junto con el gobierno y Fidel. Nadie sabía qué hacer, salvo las FAR, el único dato estable y ordenador, tanto en la fabricación de alimentos y medicinas, vestuario y calzado, como en la preservación del orden público. Raúl llegó a decir que cuando se escribiera la historia de esta catástrofe había que hacer un homenaje especial a las Fuerzas Armadas de Cuba, es decir: a él mismo.
Resumiendo los componentes del poder de Raúl, podemos sumar el
control férreo de las FAR y de MININT, el dominio económico, la mayoría en el Consejo de Estado, el Consejo de Ministros, el Comité Central y el Buró Político del partido comunista, aparte de las funciones de inteligencia y contrainteligencia, que le permiten conocer lo que hagan todos. Vuelvo a preguntar: ¿Qué hubieran podido hacer contra eso Lage, Pérez Roque o Chávez, como especuló Jorge Castañeda?
Quinta clave
En cierto momento, que convencionalmente situaré en el año 2006, Fidel captó el peligro. Sintió amenazado el sistema que había creado y cuya inviabilidad era notoria. El 17 de noviembre pronunció un memorable discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana que dejó estupefactos a todos, dentro y fuera del partido y del país. Con inusual pesimismo, advirtió sobre la posibilidad de que el capitalismo se reimpusiera a través de una Perestroika nativa cuya función sería parecida a la que destruyó la URSS y Europa Oriental. Llamó a derrotar la amenaza. No dio nombres, pero no hizo falta que los diera. Obviamente, la burocracia aperturista, promotora del viraje parecía reconocerse en Raúl. Pero el impacto de las palabras del caudillo fue tan fuerte que nadie osó comentarlas. Un mes después, inducido por Fidel, Pérez Roque repitió la diatriba de su jefe exigiendo que se tomara muy en serio lo dicho por el jefe de la revolución. Para ese momento y aunque todavía no había sufrido su accidente intestinal, se hablaba de la sucesión. Por su cercanía con Fidel, se barajaban dos nombres que ocuparían el puesto. No figuraba Raúl, pero sí Carlos Lage y Pérez Roque. Esa proclama debió ser un esfuerzo para conservar el rumbo socialista de su revolución, pero resultó infructuosa, y para peor la enfermedad lo retiró del poder y en buena parte del escenario. Fue entonces cuando se le ocurrió la delirante idea de fusionar a Cuba y Venezuela en un solo Estado. La pobreza de la Isla, después de 50 años de revolución, era escandalosa. Con el proyecto de un solo país, un solo gobierno, quiso tal vez convertir a Cuba en colonia de Venezuela, a fin de evitar que cayera bajo influencia del odiado EEUU. El músculo financiero de Chávez le daría funcionalidad al socialismo cubano.
Si Cuba debía ser colonia de Venezuela, Chávez era colonia de Fidel. El proyecto no tuvo apoyo en ninguno de los dos países. Chávez pretendió impulsarlo en Matanzas, durante el aniversario de la muerte del Che. En su discurso, proclamó en forma estentórea: ya somos un solo gobierno, un solo país pero Raúl con unas comedidas palabras ni rozó el tema. Fidel y Chávez postularon la idea, Raúl la desdeñó y los sempiternos fidelistas Carlos Lage y Pérez Roque pretendieron oxigenarla al declarar que tenían ya dos presidentes. Pero ni así. Lo que lograron fue convertirse en blanco de Raúl.
Sexta clave
¿Por qué tanta gente inteligente y conocedora llegó a creer que Carlos Lage o Pérez Roque alcanzaron a tener más poder que Raúl? La verdad es que más que delfines de Fidel, estos personajes eran su hechura. Saltaron a la notoriedad desde un gobierno paralelo creado por el caudillo -precisamente para no perder el control- denominado Grupo de Coordinación del Respaldo al Comandante en Jefe. Su función era abastecer a Fidel de iniciativas, estudios e ideas que le permitieran mantener el rumbo de Cuba. Reclutaron los mejores profesionales en todas las áreas. El grupo se fue ramificando en la penumbra como gobierno real. Sus líderes más notorios fueron Roberto Rovaina –tempranamente sacrificado por hacerse demasiado independiente-, Pérez Roque y Carlos Lage. Fidel encomendó al primero la cancillería, con su vasta red internacional, y al segundo, la Vicepresidencia segunda (Raúl era el vicepresidente primero) y la coordinación del consejo de ministros, como todo un primer ministro. Ambos desarrollaron fuertes relaciones con Chávez, Morales, Correa, Ortega. Eran la voz más genuina del caudillo y tenían la responsabilidad del funcionamiento diario del gobierno y de su política exterior. ¿Tenían poder? Lo tenían, sí, pero vicario. Con Fidel lo eran todo, sin Fidel nada. Al eclipsarse el caudillo quedaron en el aire. Raúl podría adoptarlos o salir de ellos. Optó por lo segundo.
Séptima clave
¿Pero por qué Raúl podría haberlos adoptado? En verdad, pudo colocarlos a su servicio. Está aun vigente la Ley Helms-Burton que condiciona a la salida de los hermanos Castro el levantamiento del embargo y el voluminoso programa de ayuda contemplado para la recuperación de la postrada Cuba. Raúl le envió varios mensajes a Bush, pero Bush no era Clinton. Además, necesitaba el voto de la población hispana de Florida, partidaria del mantenimiento del embargo. No obstante, desde muchos años había en Guantánamo un canal de cordiales conversaciones entre los dos países y los dos ejércitos. Transcurrían en forma oficiosa, pero Raúl les acaba de dar rango oficial, al mencionarlas como una prueba de que ambas partes ganan con el diálogo constructivo. No obstante, vigente la Ley Helms-Burton, e interesado en reconstruir la relación con EEUU, Raúl pudo valerse de Lage o Pérez Roque para ponerlos en la presidencia, reservándose el poder efectivo, como había ocurrido años atrás con Dorticós y Fidel. Al final prefirió borrarlos del mapa quizá porque con Obama y mediadores de la calidad de Lula ya no fue necesario retenerlos.
Octava clave
Debe haber muchos grupos clandestinos o semiclandestinos en el universo de los comunistas cubanos, pero creo percibir tres corrientes principales enfrentadas en forma muy ruda. Está la que llamaré autogestionaria. Considera que la burocracia gobernante es ya neocapitalista. Con el ardor de la polémica, ha llamado a enfrentarla para darle el destino sufrido por los mercenarios de Bahía de Cochinos. En esencia quiere que el sector autogestionario (cooperativas, cogestión, etc) sea el dinamo de la revolución, desplazando a la burocracia y empresas capitalistas. Al lado de semejante quimera, postulan ciertas aperturas: viajar libremente al extranjero, eliminar la doble moneda, ayudar a los trabajadores por su cuenta. El drama es que este sector es y seguirá siendo improductivo. Para funcionar necesita un crónico subsidio de la URSS, de Chávez …. o del sector neocapitalista cubano. La segunda corriente es la del socialismo de estado refractaria a los cambios económicos y políticos, cuya figura es la más resaltante de todas: Fidel Castro. Y la tercera corriente es la del socialismo de estado aperturista, a cuyo frente está Raúl, seguido por las fuerzas militares, económicas y partidistas que necesitan oxígeno para salir de la trampa e integrarse a la economía capitalista global.
¿Quién triunfará? La única que puede hacerlo: la aperturista de Raúl. Las otras dos están condenadas. Y no se trata de consideraciones morales, sino de viabilidad.
Novena clave
No quisiera dejar la impresión de que la plenitud del poder reside hoy en Raúl y no en Fidel. El caudillo sigue siendo una fuerza misteriosa y reverencial contra quien nadie quiere chocar frontalmente. Raúl se ha venido alejando de sus orientaciones pero mantiene una relación paterno-filial que lo hace bajar el tono frente a su hermano. Es lo que introduce un matiz extraño en esta insondable fraternidad sobre la que tal vez pudieran hablar dramaturgos como Esquilo o Shakespeare mejor que historiadores como Paul Johnson o Manuel Caballero. La realidad sin embargo es que la travesía de la nave cubana se aleja de Fidel, del socialismo del siglo XIX, XX o XXI y del ruidoso Hugo Chávez. Fidel es un anciano y Raúl también. No sería imposible que el hermano mayor –que parece haberse recuperado físicamente de su dolencia- viera morir al hermano menor. Aún así creo muy difícil que Cuba no tome un camino muy distinto al defendido por el viejo caudillo, y por eso quizá a éste le convenga desaparecer primero para no morir moralmente presenciando la caída del ponzoñoso sistema que con tanto ímpetu fundó.
Como siempre reviso atentamente Cubanalisis y hoy me encuentre con el ensayo» del Sr. Americo Martin de nombre mas apropiado para un antiguo conquistador espanol que para un ex-fidelista, ex-guerrillero, ex-politico y fracasado en todas estas facetas que le aconsejaron un rapido retorno a la sociedad civil investido con la toga de la jurisprudencia.
«Se lee con interés el inteligente artículo publicado por Jorge Castañeda…Este hombre ha tenido la honestidad de advertir…» avanza como introduccion a su «ensayo» el Sr Martin; y esto fuera suficiente para no continuar leyendo sino fuera porque esta publicando en Cubanalisis.
Como el «articulo» y posterior entrevista de Jorge Castaneda inundo el ciber espacio De la “conspiración” para derrocar a Raúl Castro, de Lage, Roque y Chávez , considero pertinente expresar mi opinion sobre el individuo de marras.
Habia leido el articulo que publico Castaneda hace unos dias y no me hice eco del mismo aunque en algun lugar deje un breve comentario. Tambien anda por ahi un documento que le enviaron a Jorge Ferrer sobre lo que le estan explicando a los cuadros de primer nivel en Cuba. Muchas coincidencias entre ambos escritos, demasiadas para no ser una operacion de contrainformacion. En cualquier caso hasta que no hayan otras evidencias me mantengo a la reserva.
Lage no es un hombre de conspiraciones, Lage es un hombre muy inteligente que recibio una preparacion especial [con los mejores profesores del mundo] junto a otras 9 personas mas seleccionadas para que contribuyeran a elaborar las estrategias para sacar a Cuba de la crisis que comienza con la caida del Muro de Berlin. Lage tambien es un hombre consagrado al trabajo que se da cuenta perfectamente de la situacion del pais y de las medidas que habria que adoptar para reelanzarlo, pero eso no lo lleva a conspirar, Lage es un hombre de disciplinas y valentia aunque su personalidad gris pueda apuntar a otra interpretacion.
Castaneda. Fue hombre clave de la inteligencia cubana en la penetracion de los partidos politicos tradicionales mexicanos. Guerrillero, entrenador de guerrilleros, espia y entrenador de espias; recibio formacion militar y de contrainteligencia en Cuba desde que era casi un adolescente y ha respondido a los intereses de Fidel durante 30 anos hasta el «incidente» de la grabacion telefonica con Fox. Profesor de la Unam, gran melanomo; en los ultimos anos no resiste estar al margen de todo y no pierde ocasion para tirar alguna pedrada que llame la atencion de los medios. Su «teoria» lo mismo es resultado de su melomania que de una indicacion de la inteligencia cubana.
Las claves del Sr. con nombre de Conquistador espanol apuntan para mi en la misma direccion.