En un reciente reportaje, The Washington Post informa de lo que podría ser la aparición del Hombre Nuevo en Cuba. Después de cinco décadas de revolución y de mucho hablar de él, finalmente habría aparecido un personaje que podría tener las claves para solventar muchas de las penurias que sufre el pueblo de esa isla. Se trata de Esther Fuentes, un hombre que está sembrando diversos frutos de la tierra, no solo para él y su familia sino también para aliviar las necesidades de alimentación del pueblo cubano que hoy importa (principalmente de los Estados Unidos) alrededor del 60% de los alimentos que consume. ¿Cómo se está produciendo el milagro? Resulta que a Esther Fuentes, al igual que a otros 80 mil cubanos, el gobierno de la isla le ha entregado un total de 680 mil hectáreas de tierra para que las cultiven, consuman lo que necesiten y vendan (¡con ganancia!) los excedentes. En el 2008 a Fuentes le entregaron 3.5 hectáreas; las puso a producir y logró vender un excedente. Para este año ha pedido más del doble de la tierra y se la han otorgado. Quiere producir más y ganar más.
Por supuesto, Fuentes realiza su trabajo de manera muy primitiva. Ara con bueyes, no tiene acceso a financiamiento ni a otros recursos materiales tan elementales como los pesticidas. Sabe que tales recursos aumentarían su productividad y sus posibilidades de crecer y de vivir mejor. Por ello, cabe esperar que de las organizaciones que agrupan a este nuevo tipo de productores vengan demandas crecientes de modernización, que al final son también demandas de mayor libertad para actuar, para producir, para vivir mejor.
Lo que Raúl Castro, el nuevo presidente cubano está lentamente descubriendo, lo descubrieron otras revoluciones socialistas hace ya bastante tiempo: los regímenes colectivistas no funcionan. Al final no queda más remedio que apelar a la libertad individual para que las sociedades puedan desatar toda su fuerza creadora y mejorar sus niveles de vida.
gerver@liderazgoyvision.org
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