Alexis Márquez Rodríguez POLÍTICA CULTURAL

Desde que tengo uso de razón he oído decir que en Venezuela no tenemos, ni hemos tenido nunca, una política cultural propiamente dicha. En esta materia todos los gobiernos han pecado de improvisación, y no se ha dado una acción adecuada y continua ni en el fomento de la creación de nuevas manifestaciones de cultura, ni en lo relativo al disfrute por la población de los bienes culturales.

A la muerte de Juan Vicente Gómez hubo un importante  movimiento en el orden educacional, y además se creó  la Dirección de Cultura en el Ministerio de Educación Nacional –así se llamaba entonces–, y se fundó la Revista Nacional de  Cultura, aún existente, primeras manifestaciones oficiales de una política cultural, que desafortunadamente no pasó de allí.

También a la caída de Pérez Jiménez se dio un formidable impulso a la educación, que poco a poco fue decayendo, precisamente por falta de una política coherente en ese sentido.

Pese a todo, durante los cuarenta años que van de 1958 a 1998 hubo importantes realizaciones en el campo de la cultura, a  despecho de la improvisación y la incoherencia de la gestión oficial. Muestras palpables de ello son la  creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), después Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), hoy desaparecido, reemplazado por un supuesto Ministerio de la Cultura de invisible gestión. Súmese la creación de Monte Ávila Editores, el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo  Gallegos (CELARG), el Teatro Teresa Carreño, la Compañía Nacional  de Teatro, el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, el Premio  Internacional de Novela Rómulo Gallegos, el Instituto Autónomo Casa de Bello, el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, la Galería de Arte Nacional…

Asimismo hay que destacar numerosas realizaciones del sector privado, que contaron con el subsidio,  a veces escaso pero siempre efectivo, del gobierno venezolano, una de ellas, sin duda la más representativa, la formidable gestión del Ateneo de Caracas, sobre todo con su Festival  Internacional de Teatro, que en pocos años adquirió un enorme prestigio en el mundo entero.

Frente a esos hechos tangibles –sólo una parte de la  realidad­–  ¿qué puede exhibir como realización cultural el gobierno chavista, al cabo de once años de gestión? Como en todo lo demás, no sólo no ha hecho nada en materia de  cultura, sino que ha desmejorado lo que se hizo en los cuarenta años anteriores, y hasta ha destruido  algunas de aquellas importantes realizaciones.

Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
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