La cultura venezolana vive uno de sus momentos más peculiares. No sólo sobrevive a la profunda depresión social y económica que vive el país, bajo la mirada autoritaria del Ministerio de la Cultura. También proporciona opciones frente al centralismo y la pretendida hegemonía ideológica del gobierno. Cine, letras, teatro, música y plástica ofrecen hoy manifestaciones de gran vitalidad. No quiero decir que no enfrenten problemas ni que tengan el camino despejado. En medio de las dificultades los creadores que trabajan en Venezuela han logrado permanecer en un medio hostil. Hay una nueva generación de cineastas que suman sus trabajos a los de realizadores de mayor experiencia. Hermano, de Marcel Rasquin, y Habana Eva, de Fina Torres han logrado que los espectadores vuelvan a ver el cine nacional. Por ahí vienen Taita Boves, de Luis Alberto Lamata, Muerte en alto contraste, de César Bolívar, y La hora cero, de Diego Velasco.
En el terreno de las letras, se registra en los últimos años un nuevo impulso tanto en la narrativa como en el ensayo. Los nombres de Fedosy Santaella, Eduardo Sánchez y Héctor Torres, entre otros, cabalgan con los de José Balza, Ana Teresa Torres o Eduardo Liendo. La industria editorial evidencia gran movimiento. Los creadores del teatro mantienen ocho espacios en Caracas con piezas de todo tipo, desde el monólogo de Henrique Lazo hasta Actos indecentes de Moisés Kaufman, o La casa de bernarda Alba, de García Lorca. La música vive su mejor momento, con el emblema de Gustavo Dudamel al frente, producto del trabajo de décadas. La plástica resiste con los creadores consagrados y los de la nueva camada. Es decir, en una Venezuela azotada por esa cruel desmoralización económica, política y social impulsada desde el Ejecutivo, los artistas han opuesto trabajo y más trabajo. Lo cual, en realidad, habla muy bien del país y de su capacidad para resistir al peor gobierno que hemos padecido desde Guaicaipuro hasta hoy. Constituyen evidencias de las reservas morales y creadoras que tenemos. El régimen podrá retirar subsidios, amenazar a los creadores o perseguir la obra independiente, pero el arte permanece.
Alfonso, tus comentarios me parecen muy pertinentes. Este es un tema que he venido comentado con diversos grupos, pues es resaltante la vitalidad, calidad y creatividad de nuestros artistas en los ultimos años, en contraste con la crisis, y a veces postracion de muchos sectores. La cantidad y calidad de literatura: narrativa, poesia, ensayos; musica: tanto popular como academica; teatro y cine; obras plasticas, nunca se habia visto en Venezuela, independientemente del apoyo del gobierno. Creo que es un ejemplo a seguir por otros grupos de profesionales, politicos, empresarios y emprendedores sociales, para tener iniciativas mas creativas y profundas en relacion a la compleja problematica del pais. Ideas de Babel, puede ser un escenario apropiado para debatir estos temas.