Cine LA VIDA ES SUEÑO

El más reciente trabajo de Christopher Nolan se presenta como el más curioso de su ya muy curiosa carrera. La crítica se ha dividido entre quienes aplauden su complejidad conceptual y un excelente nivel de producción y aquellos que consideran que tal densidad conceptual se ahoga ante la sobresaturación de recursos tecnológicos. Por su parte, el público ha respondido masivamente a El origen y —aunque durante la proyección se escuchan exclamaciones de desconcierto y confusión— los espectadores terminan aplaudiendo. Se enganchan emocionalmente con una historia que no comprenden a cabalidad pero que posee mucha fuerza. A mí me llamó la atención la capacidad del director inglés para jugar al laberinto de los géneros —el espionaje, la ciencia-ficción, lo fantástico, el misterio, las aventuras, el gran robo, la misión imposible y otros— para construir una historia donde los sueños habitan en los sueños en distintos planos de la realidad. El quid del asunto reside en tratar de descubrir cuál es la realidad real y no la proyectada. O cuándo lo es y deja de serlo. Empresa vana en definitivas cuentas.

Dom Cobb —interpretado por un evolucionado Leonardo DiCaprio— es un hábil ladrón que actúa como un espía muy peculiar, que roba secretos invaluables del subconsciente de sus “objetivos” durante el estado de sueño, cuando la mente se encuentra más vulnerable. Es un buzo de los sueños que busca su presa con precisión. Esta habilidad tan exclusiva y especializada lo convierte un codiciado agente en el competido mundo del espionaje corporativo, pero a la vez también esto lo convirtió un fugitivo internacional de su propio país y de todo lo que ama. Quiere regresar al mundo y el tiempo donde moran su esposa Mal y sus hijos James y Phyllipa. Encuentra su gran oportunidad en un último trabajo cuya finalidad no es robar una idea durante el sueño de sus “objetivos” sino implantarles una. Pero ya se sabe que cuando se mezclan lo profesional con lo personal las cosas se enredan.  Porque, además, de satisfacer sus necesidades afectivas y familiares, Cobb tiene que descubrir quién su enemigo más temible. Y no les cuento más.

Lo más parecido al planteamiento de El origen lo encuentro en Memento (2000), la celebrada obra de Nolan que destacó su capacidad narrativa para combinar tiempos y situaciones dentro de una misma trama. En su nuevo film despliega un conjunto heterogéneo de situaciones que son visitadas por los mismos personajes aunque con distintas actitudes. Se encuentran los miembros del equipo de “arquitectos” que buscan cumplir la misión mientras los “objetivos” se movilizan de sueño en sueño, es decir, de realidad en realidad, hasta enfrentar la muerte como un hecho no sólo inevitable sino irreversible. Por un lado están los “secuestrados”, por otra parte deambulan los “operadores”, más acá se hallan los “arquitectos” y sus colaboradores, un poco más allá Mal, James y Phyllipa, en algún lugar onírico se ubica el propio Cobb. Al final la trama se cierra casi igual a como comenzó.

Más allá de un guión muy bien urdido —escrito por el propio Nolan— y de excelentes niveles de producción —fotografía, montaje, banda sonora, diseño de producción, vestuario, efectos especiales— se aprecia una propuesta dramática ciertamente compleja y no desprovista de conflictos narrativos, cobijada por una estética que a ratos recuerda la precursora 2001, una odisea del espacio, de Stanley Kubrick, y por momentos evoca la primera Matrix, de los hermanos Wachowski, y hasta la reveladora Abra los ojos, de Alejandro Amenábar. A esto hay que añadir las interpretaciones de Marion Cotillar y Ken Watanabe y de forma secundaria Ellen Page, Joseph Gordon-Levitt, Tom Ardí, Dileep Rao, Cillian Murphy y Tom Berenguer. Un film para la discusión.

EL ORIGEN (Inception) Estados Unidos y Reino Unido, 2010. Dirección y guión: Christopher Nolan. Producción: Christopher Nolan, Emma Thomas. Diseño de producción: Guy Hendrix Dyas. Fotografía: Wally Pfister. Montaje: Lee Smith. Sonido: Richard King. Música: Hans Zimmer. Elenco: Leonardo di Caprio, Joseph Gordon-Levitt, Ellen Page, Tom Hardy, Ken Watanabe, Dileep Rao, Cillian Murphy, Tom Berenger, Marion Cotillard, Michael Cane. Distribución: Cinematográfica Blancica.

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Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
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