Nacido para vencer, título que le inventaron en español a The Fighter (2010), iba a ser una película dirigida por Darren Aronofsky que terminó en manos de David O. Russell. Lo que llevó a la escogencia del primer director para este filme sobre el boxeo fue su trabajo en El luchador (The Wrestler, 2008), sobre la lucha libre, el cual marcó el regreso de Mickey Rourke con una nominación al Oscar como mejor actor principal y otra candidatura al premio de la Academia estadounidense para Marisa Tomei, en el renglón de actriz de reparto. Probablemente se buscaba una estatuilla para Mark Wahlberg, que además de hacer el papel principal es coproductor. Pero su actuación fue eclipsada por las del resto del elenco.
Entre la cinta de Russell, una de las diez nominadas al Oscar este año, y la que uno cree que podría haber sido la de Aronofsky, es posible imaginar un diálogo. Si el director de El luchador trató de copiarse el estilo con el que los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne dieron un paso del documental a la ficción para lograr con los personajes un acercamiento que es imposible tener con las personas reales, en Nacido para vencer hay un movimiento similar pero hacia la reflexividad. Luego de cerrarse sobre el protagonista, la cámara da un paso atrás al comienzo para que el encuadre se abra y pueda verse en la ficción el proceso de grabación del documental. Se trata de una película de la HBO sobre Dicky Eklund, un boxeador blanco que es considerado la gloria de su localidad por haber propinado un knock down al legendario peso welter negro Sugar Ray Leonard. Es un documental además que de verdad se hizo y se transmitió porque Nacido para vencer es una historia de la vida real.
Pero en la película de Russell no hay encuentros con un destino trágico como en El luchador ni se ven en la manera de desenvolverse de los personajes las huellas del sufrimiento causado por la sociedad, como en las cintas de los Dardenne. Lo que captan las cámaras de los documentalistas del filme es una “realidad” cómica que se presenta al principio como una gruesa caricatura de la white trash. En la segunda secuencia Dicky y su hermanastro menor, el boxeador activo Micky Ward, copian los gestos característicos de las peleas de dibujos animados, y algo parecido ocurre cuando Dicky se cuela como payaso en las fotos previas al combate final. Es caricaturesca de principio a fin la interpretación que Christian Bale hace del consumidor de crack que es Dicky, al igual que la de Melissa Leo como la madre de los dos hermanos y las del coro que integran sus otras siete estrafalarias hijas. El mismo tono cómico se percibe en detalles como la coincidencia del drogadicto y el policía en la esquina de Micky en el ring, aunque haya sido así en la realidad y el sargento O’Keefe se interprete a sí mismo, y en la manera como las reaction shots y detalles de las relaciones familiares irrumpen en las secuencias de pelea, en las que la cinta adopta la textura de video característica de las transmisiones por televisión, los típicos elementos de diseño gráfico e incluso la voz de los comentaristas. Hay en eso último un eco lejano de la manera como se mete en la pantalla el personaje de la “vida real” en Sherlock Jr de Buster Keaton (1924).
No por eso Nacido para vencer deja de ser un drama deportivo con todas las de la ley del género, lo que incluye homenajes a Toro salvaje (Raging Bull, 1980) de Martin Scorsese, en la forma de representar algunas escenas de pelea con planos cerrados contra un limbo de fondo, y también a Rocky (1976) de John G. Avildsen, en el detalle de que propina a su rival por el título el primer knock down de su carrera, al igual que lo hace el personaje de Sylvester Stallone, por ejemplo. A efectos de contribuir a que el dramatismo cristalice el elenco principal de la cinta está dividido en dos. Frente a los payasos están los personajes serios de Micky (Wahlberg) y su novia Charlene (Amy Adams, nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto). El estilo de Nacido para vencer está marcado, en síntesis, por un ir y venir de la comedia al drama, del documental a la representación del documental en la ficción y a la ficción a secas, y de allí a la disolución del cine en la televisión. Todo eso tiene como correlato, además, el desplazamiento del protagonismo de Dicky a Micky.
El último plano del filme es un eco de la entrevista ficticia con la que comienza. Hay un elemento que invita así a leer el filme en su totalidad como un montaje alternativo al documental de HBO, que se graba al comienzo y se exhibe en la mitad. Esa lectura se justifica también porque los realizadores del telefilme hacen una película que no es la que esperaba la familia, que en consecuencia se siente traicionada. Algo similar les ocurre con ESPN, que le cuadra a Micky un combate con un rival que cambia a último momento para hacerle perder con un boxeador negro mucho más pesado que él. Da la impresión de que Sugar Ray Leonard, quien se interpreta a sí mismo como comentarista de la TV, tramó eso como venganza del knock down del que se vanagloria Dicky. ¿Representa entonces la película en su conjunto la revancha de los hermanos contra los knock outs de los medios?
Esa puede ser una subtrama de Nacido para vencer, pero no significa que haya una crítica seria de la televisión ni una profundización en la reflexión sobre las formas de representar la realidad en el cine. HBO no traiciona a la familia, puesto que los documentalistas ponen las cartas sobre la mesa ante Dicky. Si él no quiso entenderlo, así como la familia se resiste a admitir la verdad de su adicción, ese ha sido su problema, no de los realizadores, y si ESPN les pone una zancadilla, HBO –¡otra vez!– aparece como empresa honesta. Lo que se presta para la corrupción no es el deporte televisado sino el canal de la competencia. En Nacido para vencer las armas del cine crítico simplemente yacen en la caja de herramientas de un realizador que sólo se vale de ellas para intentar la conquista del público cinéfilo.
NACIDO PARA VENCER
The Fighter, Estados Unidos, 2010
Dirección: David O. Russell. Guión: Scott Silver, Paul Tamasy, Eric Johnson, basado en una historia de Tamasy, Johnson y Keith Dorrington. Producción: Mark Wahlberg, David Hoberman, Todd Liberman. Diseño de producción: Judy Becker. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Montaje: Pamela Martin. Sonido: Odin Benitez. Música: Michael Brook. Elenco: Mark Wahlberg (Micky Ward), Christian Bale (Dicky Eklund), Amy Adams (Charlene Fleming), Melissa Leo (Alice Ward), Jack McGee (George Ward), Mickey O’Keefe (él mismo), Melissa McMeekin (Little Alice Eklund), Bianca Hunter (Cathy ‘Pork’ Eklund), Erica McDermott (Cindy ‘Tar’ Eklund), Jill Quigg (Donna Eklund Jaynes), Dendrie Taylor (Gail ‘Red Dog’ Eklund), Kate B. O’Brien (Phylis ‘Beaver’ Eklund), Janna Lamia (Sherri Ward), Sugar Ray Leonard (él mismo), Anthony Molinari (Shea Neary), Miguel Espino (Alfonso Sánchez), Peter Cunningham (Mike “Machine Gun” Mungin). Duración: 115 minutos. Formato: rodado en Super 35 mm con intermedio digital y exhibido en 35 mm anamórfico, 2,35:1, color, DTS, Dolby Digital.