La nueva editorial venezolana La Hoja del Norte publica su primer libro como contribución al análisis de los dos modelos que hoy intentan definir y conducir el futuro del país. En Bifurcación: entre una visión neocomunista y una visión creadora, el economista Roberto Casanova entrega un ensayo muy bien estructurado —tanto que puede leerse linealmente, a la manera tradicional, o de forma transversal, para comparar dos esquemas en pugna— con la intención de comprender el proyecto que desde hace doce años se nos ha querido imponer desde el Gobierno y, sobre todo, para proponer uno nuevo que no sólo sea alternativo sino también posible. El autor establece cuatro grandes áreas del análisis y comparación de ambos modelos: el Estado, la economía, la sociedad y la política. Es un debate que está a la orden del día. Venezuela se encuentra ante una disyuntiva extremadamente dramática en sus alcances políticos y sociales, acentuada por la inminencia electoral de 2012. Sin embargo no se trata de un «libro político», según la acepción convencional, sino un texto para comprender lo que tenemos, lo que necesitamos y la manera de fijar un rumbo distinto que nos saque del foso donde nos hundimos.
Prologado por Emeterio Gómez, con interesantes comentarios sobre el capitalismo y la ética, Bifurcación enfrenta una interrogante que atraviesa de manera medular la coyuntura política venezolana: ¿cuál es el proyecto de país que necesitamos? Ante las voces que inexplicablemente aún repiten que las fuerzas democráticas no tienen una propuesta de desarrollo frente al esquema del chavismo, este libro se toma la molestia de demostrar lo contrario. Para ello ofrece herramientas para entender y comparar tanto ese modelo oficialista como el que Casanova define como creador, sustentado en las libertades civiles y el emprendimiento, los derechos humanos y la justicia, el pluralismo político y la inclusión social. De un lado, tenemos lo que el director académico de la asociación civil Liderazgo y Visión ha denominado el Neocomunismo —en vez del triste eufemismo del Socialismo del Siglo XXI— y del otro, una interpretación creadora y avanzada de un país que observa con cansancio el pasado.
La primera parte del libro formula y da respuesta a otra pregunta pertinente: ¿qué papel han jugado tanto la concepción “rentista” que caracterizó la democracia representativa del siglo XX, como la neocomunista que quiere imponer el chavismo en lo que va de siglo XXI? Responde también cómo debe ser la concepción creadora. Si bien está claro que Venezuela no puede volver atrás, tampoco puede aceptar el esquema totalitario que avanza desde 1999. Ambos esquemas representan el pasado y sus fracasos. Habría que establecer un camino distinto.
La segunda parte de Bifurcación profundiza en la visión neocomunista y la identifica como el eje rector de la gestión chavista. Explica los riesgos y amenazas qué acechan detrás del Estado Comunal, de las formas de organización social paralelas, de la eliminación progresiva y sistemática de la propiedad privada y del avance de una economía centralizada. Disecciona, paso a paso, el modelo sustentado en la lucha de clases y en el partido único. Es cierto que algunas de esas definiciones ya las conocíamos, pero creo que nunca antes se habían sistematizado de forma tan rigurosa y completa. El libro define con precisión el mapa de la proposición del chavismo para Venezuela y América Latina. Ningún intelectual del oficialismo ha logrado articular de manera tan clara y precisa los distintos elementos del Socialismo del Siglo XXI. Tuvo que hacerlo un intelectual del sector democrático.
En la tercera parte, consagrada a la visión creadora, el economista venezolano despliega de forma amplia y rigurosa su propuesta que combina pluralismo democrático, igualdad de oportunidades, libertades económicas, emprendimiento social, desarrollo de ciudadanía y gestión estatal basada en la justicia y la promoción. Un modelo que a primera vista se sustenta en la concepción liberal de la sociedad, pero también introduce elementos diferenciadores, en especial los referidos a la solidaridad entre los individuos y a una visión de cooperación social.
Si se asume una lectura transversal de Bifurcación, el lector encuentra que la visión creadora responde punto por punto a la visión neocomunista. Frente a la planificación centralizada ofrece la economía del emprendimiento; ante la hegemonía socialista opone el pluralismo democrático; a la idea de la justicia social propone la justicia a secas, sin adjetivos; a la “democracia popular” plantea la democracia moderna. Esta propuesta comparativa constituye un valor específico del libro. Sin embargo, la visión creadora no es una mera respuesta al neocomunismo. Conforma una concepción proactiva, independiente, no atada a la cotidianidad de la política.
La esencia conceptual del libro trasciende las fronteras de la lucha cotidiana entre el chavismo y la oposición venezolana. Sostiene Casanova que hoy el conflicto se halla entre los extremistas y los moderados, tanto en los seguidores de Hugo Chávez como en las fuerzas que lo adversan. Plantea que entre los primeros y los últimos hay sectores extremistas, no comprometidos con la democracia. Lo inverso sucede con los moderados en uno y otro bando, que desean la profundización de esa democracia. Muchos seguidores moderados de Chávez pueden compartir con los sectores moderados de la oposición la visión creadora que propone el texto.
Hay que aclarar que Bifurcación es resultado de un proyecto que lleva años ejecutándose en la asociación civil Liderazgo y Visión. Bajo el nombre global de Socioscopio ha identificado y documentado las distintas visiones del país que se han creado en Venezuela desde el siglo XIX.
BIFURCACIÓN. Entre una visión neocomunista y una visión creadora, de Roberto Casanova. Editorial La Hoja del Norte, Caracas, 2011.
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