“Nada más practico que una buena teoría” reza un dicho anónimo. El proverbio me viene a la mente a propósito de Bifurcación, el libro que Roberto Casanova publicó recientemente. Ciertamente, de teoría -y mucha- estamos necesitados los venezolanos para pensar, entender y salir del laberinto en que nos encontramos. Eso es lo que nos ofrece este valioso libro. Como un gran cartógrafo de itinerarios y destinos sociales, Roberto nos dibuja los caminos por los que andamos transitando hoy y las opciones que tenemos por delante; las encrucijadas, los costos y riesgos de andar una u otra senda.
Visión neocomunista o visión creadora es el gran dilema al que nos enfrentamos. La primera es la que viene materializando el régimen que nos gobierna, el llamado socialismo del siglo XXI. De manera muy articulada y pedagógica, Roberto lo inspecciona y detenidamente le va pelando como si fuera una cebolla, todas sus capas, mientras las contrapone a lo que podrían ser las ropas de una visión creadora: hegemonía socialista versus pluralismo democrático; solidaridad clasista versus Fraternidad; culto a la personalidad versus liderazgo institucional; militarismo versus civilidad; gobierno revolucionario versus gobierno moderno; Estado socialista versus estado de derecho. Al examinar las múltiples dimensiones en que se manifiesta la visión neocomunista, Roberto desnuda muchas de sus innumerables contradicciones. Por ejemplo, un régimen que dice creer en la democracia, pero que promueve la lucha de clases. Esta es una de muchas inconsistencias que el autor registra. El libro podría rearmarse como una compilación de contradicciones e imposibilidades del neocomunismo. Al final, queda claro que la revolución del siglo XXI no tiene destino, como no lo ha tenido ningún régimen socialista en la historia de la humanidad.
Roberto endereza entuertos teóricos de la revolución bolivariana, que en buena medida son los del pensamiento socialista de siempre. Nos dice, por ejemplo, “los pobres no están explotados sino excluidos. Nuestro problema social no es de lucha de clases sino de inclusión”. La inclusión requiere que todos tengamos la posibilidad de contar con un empleo productivo y ello requiere a su vez de un sector privado extenso y vigoroso; no de un estatismo desmesurado.
Un tema cardinal que el libro aborda en profundidad es el de la justicia, ese eterno sueño de los hombres de bien. “La justicia es garantizar a cada quien sus derechos humanos. No es quitar a unos para dar a otros”. Lo primero requiere de instituciones sólidas y autónomas. Para lo segundo basta con un gobierno arbitrario.
Roberto Casanova le ha entregado a las fuerzas democráticas venezolanas un excelente instrumento de trabajo. Teoría para reconocer los caminos, para llegar al futuro. Nos conviene leerlo, debatirlo y difundirlo.
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