La decadencia de los seres humanos se manifiesta como un proceso físico, tangible, inocultable, aunque también adquiere la condición de un estado de ánimo. Pero sobre todo constituye un acto de revelación. Es lo que padece Ben Kelman, sexagenario y divorciado, otrora exitoso comerciante de autos, con un juicio por estafa a sus espaldas y una desmesurada incapacidad para aceptarse en su soledad. El hombre solitario, tal como lo describe el título del film, no puede establecer una relación afectiva —con su novia o con su ex esposa o con su hija o con la hija de su novia o con su amigo de juventud o con quien sea— debido a su egoísmo intrínseco y a su condición de ser humano sin escrúpulos. Ben no tiene salida. Está condenado. Es un hombre al borde de sí mismo.
Este drama con rasgos de comedia expresa la decadencia de un hombre que alguna vez fue un triunfador y que ha devenido en patético viejo verde obsesionado con el sexo directo, con cualquier mujer, jóvenes o no tan jóvenes, como especie de reto personal que le permita seguir creyendo que es un triunfador. En realidad es un perdedor en el afecto, el respeto, la confianza. El mundo que ha tejido a su alrededor es frágil. Su hija intenta romper la relación edipiana que mantienen de forma conflictiva, su traicionada novia millonaria ejerce su venganza de manera implacable, la cuarentona amiga de su hija comprende la inutilidad de su relación con él, la adolescente hija de su novia lo utiliza en su lucha contra su madre. En medio de tanto desastre personal se hallan los últimos vestigios de una vida honesta: Jimmy, su amigo de treinta años atrás, su bien establecida ex esposa y la joven pareja universitaria constituyen el cuadro de valores éticos que Ben no puede asumir.
Dirigida a cuatro manos por los guionistas Brian Koppelman y David Levien, Solitary man establece una visión crítica sobre ciertos aspectos de la vida de Ben y sus relaciones con el entorno. Por momentos pareciera que la amenaza de una enfermedad coronaria impulsa su conducta inescrupulosa pero a medida que avanza la trama se revelan los lados oscuros de su personalidad. El anuncio de un posible mal cardíaco simplemente desata sus demonios. Las raíces de su soledad estaban allí. Aunque Koppelman y Leiven se encargan de señalar las limitaciones de los personajes que rodean a Ben, la realización establece prioridades y permite que la médula narrativa fluya sin distracciones. Pero al mismo tiempo presenta vertientes secundarias sobre la amistad, el amor, la lealtad, el matrimonio, la paternidad y el éxito personal. Cuestiones nada baladíes que matizan con fuerza el planteamiento de la historia.
El film contó con un elenco muy eficaz, con Michael Douglas a la cabeza, quien encarna a Ben y lo dota de una identificación personal. Lo secundan Susan Sarandon, Danny DeVito, Mary-Louise Parker, Imogen Poots, Jesse Eisenber y Olivia Thirlby. Todos contribuyen a crear el clima humano de una historia que se presenta como comedia pero que, definitivamente, adquiere el rostro de un drama.
HOMBRE SOLITARIO («Solitary man»), EEUU, 2009. Dirección: Brian Koppelman y David Levien. Guión: Brian Koppelman. Producción: Paul Schiff, Steven Soderbergh y Heidi Jo Markel. Fotografía: Alwin H. Kuchler. Montaje: Tricia Cooke. Música: Michael Penn. Dirección de arte: Robert Pearson. Elenco: Michael Douglas, Susan Sarandon, Jesse Eisenberg, Mary-Louise Parker, Danny DeVito, Jenna Fischer, Richard Schiff. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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