El 11 de abril comienza el decimocuarto Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), que se prolongará hasta el 22. La programación comprende en total 449 películas, entre largometrajes y cortos. Entre ellas hay un venezolano: el largo documental Entre sombras y susurros de Samuel Henríquez, que el año pasado formó parte de la selección oficial del festival Documenta, dedicado a los filmes de ese género de los países andinos y que organiza la Embajada de Francia en Venezuela.
No hay en el Bafici abundancia de películas de directores conocidos para el cinéfilo venezolano ni para el crítico de Venezuela autor de esta nota. La más importante excepción es la versión en color restaurada de Viaje a la Luna de Georges Méliès (Le voyage dans la lune, 1902), con música de Air, que será exhibida en formato digital en un extraño programa doble que completa Neil Young Journeys (2011) de Jonathan Demme. Le sigue entre los clásicos rescatados Flaming Creatures de Jack Smith (1963), una obra fundamental del cine undreground estadounidense, que se exhibirá en una función especial con motivo de la visita al Bafici del crítico J. Hoberman, cuyo libro Underworld USA sobre el cine independiente estadounidense, traducido al español, será presentado en el festival.
Otra figura reconocible en el Bafici es Werner Herzog, cuyo más reciente documental, Death Row (2012), sobre la pena de muerte en Estados Unidos, será presentado en la sección no competitiva Panorama, en la cual figura también la película de Samuel Henríquez. Hay además una retrospectiva de Tomas Alfredson, director de El topo (Tinker Tailor Soldier Spy, 2011), que tuvo tres nominaciones al Oscar, y el festival cerrará con L’enfant d’en haut (2012) de Ursula Meier, conocida por el largometraje Home (2011). La lista podría alargarse un poco pero no mucho más.
En la competencia internacional del Bafici figura Bonsái de Cristian Jiménez (2011), director chileno premiado en el Festival de Margarita por Ilusiones ópticas (2009). También La casa Emak Bakia de Oskar Alegría (España, 2012), y filmes dirigidos por Justin Kurzel, Elisa Eliash, Brian Cassidy y Melanie Shatzky, Marlon Rivera, Valerie Massadian, Céline Sciamma, Sacha Polak, Nadav Lapid, Maja Milos, Zach Weintraub, y los argentinos Gabriel Medina, Maximiliano Schonfeld y Alejandro Fadel. Para ahondar más, la programación completa está en www.bafici.gob.ar.
De la nota de presentación del director artístico, Sergio Wolf, se desprende que cineastas como esos, si no son conocidos hoy, quizás lo sean próximamente. O al menos valdría la pena que sus películas tuvieran más difusión. “Este 14º Bafici busca profundizar su radar para captar lo que es desconocido y valioso, porque la brújula de lo ‘nuevo’ siempre es la guía, sólo que cada año renovamos la discusión sobre qué significa ‘nuevo’”, escribió en el catálogo, que tiene 468 páginas.
La sección más emblemática del festival es, por tanto, Cine del Futuro, en la que compiten filmes como De jueves a domingo de Dominga Sotomayor (Chile, 2012), Los últimos cristeros de Matías Meyer (México, 2011) y La casa de Gustavo Fontán (Argentina, 2012). Lo que debería ser más conocido, según los organizadores del Bafici, incluye los “focos”, como llama el festival a los programas temáticos. Están dedicados, por ejemplo, al realizador de videoclips y documentales sobre música Grant Gee, a la cineasta experimental argentina Narcisa Hirsch, al brasileño Carlos Prates, a los hermanos Zellner de Estados Unidos y a la realizadora de animación Signe Baumane, así como al cine de Boca do Lixo (Boca de Basura), zona roja de Sao Paulo, y a las películas dela Asociación del Cine Independiente para su Difusión, cuyas siglas en francés son ACID, fundada en 1992 y que cumple 20 años.
Todo esto suena a cosa de otro mundo, y deja en el aire las preguntas acerca de la validez del arriesgado criterio de selección y de si la diferencia con nuestro país es la del primero al Tercer Mundo, o es que el festival de Buenos Aires realmente pertenece a otro planeta. A tratar de responderlas estarán dedicadas las próximas dos crónicas sobre al decimocuarto Bafici visto por un crítico de Venezuela.
Debe estar conectado para enviar un comentario.