Tan fuerte y tan cerca EL TRAUMA DE LA PÉRDIDA PATERNA, por Alfonso Molina

El devastador impacto que causaron los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en un niño que perdió a su padre en las Torres Gemelas de Manhattan y su necesidad de establecer un vínculo con él constituye la médula de este drama contemporáneo llamado Tan fuerte y tan cerca, de Stephen Daldry. El director inglés de cincuenta y un años y su guionista Eric Roth se atrevieron a explorar los efectos de una fecha fatal a partir de la célebre novela homónima de Jonathan Safar Foer, publicada en 2005, cuando las heridas aún estaban abiertas. Pero lo hicieron de forma lateral para centrar su atención en la conducta atormentada de un chico que, después de un año de aquellos sucesos, no acepta la realidad de la pérdida. Su inteligencia y su dolor le hacen dudar de todo, especialmente de su madre, también de su abuela y de un  misterioso anciano que de pronto alquiló una habitación al lado. Trabajar ese tema en ese marco histórico es un verdadero desafío.

A mi entender, Daldry es uno de los realizadores más interesantes del cine actual, especialmente por sus tres largometrajes anteriores: Billy Elliot (2000), Las horas (2002) y El lector (2008), que nunca se estrenó comercialmente en Venezuela. Diferentes en cuanto a temas y personajes pero con el común denominador de un tratamiento impecable desde el punto de vista narrativo. Al realizador le gustan los personajes al borde de sus abismos emocionales. En Tan fuerte y tan cerca ha dividido las opiniones por la presencia dramática del 11 de septiembre que pasa a ubicarse en un segundo plano. Eso es verdad, pero resulta que ese planteamiento proviene de la novela, no es una invención del guión, pero sin duda es un defecto dramático. El caso de Oskar Schell, el niño que encontró una llave en un sitio perdido de la habitación de su padre y decide ir a buscar por toda Nueva York la puerta que esa llave abre, pudo haber sido contada en el marco de una guerra, de una catástrofe natural e inclusive en otros contextos históricos. Esa fecha trágica constituye solo un trasfondo de la trama, a pesar de los esfuerzos del guión de comenzar la historia con las llamadas del padre desde el piso ocho del World Trade Center a una contestadora telefónica familiar para decir que «hasta ahora todo está bien». El 11-S es usado como un recurso de enganche emocional.

Por esta dualidad dramática la historia se mueve en aguas distintas y no termina de definir su vertiente. El niño buscando por toda la ciudad alguien apellidado Black que  conoce la puerta que abre esa llave, que culpa a su madre de la muerte de su padre, que traba amistad con ese misterioso inquilino que nunca habla, constituye un personaje muy difícil de conducir hacia una salida lógica. La resolución del guión es casi acomodaticia, un recurso para dar término a la peregrinación y búsqueda de Oskar. Una resolución que apela a la reivindicación de la madre como una solución emocional. Lo cual parece un guiño a la taquilla.

Lo que salva la película de la mediocridad se encuentra en dos factores muy definidos. En primer lugar, la muy acertada narración de Daldry, rigurosa en su dramatismo y muy elegante en su puesta en cámara, con la fotografía de Chris Menges, el montaje de Claire Simpson y la música de Alexandre Desplat. Definitivamente el director sabe muy bien escoger los encuadres, desarrollar las transiciones y conducir a sus intérpretes. Precisamente el segundo factor se ubica en las descollantes actuaciones de Thomas Horn como Oskar, Max von Sidow como el inquilino y Tom Hanks como el padre de Oskar. Incluso Sandra Bullock está muy bien como la madre rechazada por su hijo y Jeffrey Wright como el señor Black que resuelve el misterio de la llave.

A pesar de la decepción, Tan fuerte y tan cerca manifiesta rasgos de inteligencia creadora en la manera como presenta a sus personajes y en el desarrollo de sus conflictos. No es la mejor película de Daldry pero nadie lamentará verla.

TAN FUERTE Y TAN CERCA (Extremely Loud and Incredibly Close), EEUU, 2011. Dirección: Stephen Daldry. Guión: Eric Roth, sobre la novela de Jonathan Safran Foer. Producción: Scott Rudin. Fotografía: Chris Menges. Montaje: Claire Simpson. Música: Alexandre Desplat. Dirección de arte: K.K. Barrett. Elenco: Tom Hanks, Sandra Bullock, Thomas Horn, Max von Sydow, Viola Davis, John Goodman, Jeffrey Wright, Zoe Caldwell. Distribución: Cinematográfica Blancica.

Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
Esta entrada fue publicada en Cine. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Tan fuerte y tan cerca EL TRAUMA DE LA PÉRDIDA PATERNA, por Alfonso Molina

  1. Estoy de acuerdo contigo Alfonso. Me gustó ver esta película, pero me decepcionó. Un drama hecho para llorar pero sin mucho sentido.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s