En 1998, al momento de arribar Hugo Chávez al poder, el petróleo representaba el 77% del total de las exportaciones del país. El otro 23% se componía de otros productos y servicios, siendo alrededor de la mitad de éstos, bienes producidos por el sector privado. Trece años después, en 2011, el peso del petróleo en las exportaciones alcanzó el 96%. Es decir, las exportaciones no petroleras, ya antes pequeñas, han terminado de diluirse. Dado que el petróleo está en manos del Estado, se puede afirmar también que las exportaciones del sector privado se han extinguido. Es decir, no solo se han hecho totalmente irrelevantes las exportaciones no petroleras. También ha terminado de hacerse irrelevante el sector privado.
La razón por la cual el petróleo ha aumentado su peso en nuestro comercio internacional no es que hoy estemos produciendo y exportando más de ese producto. En realidad, hoy producimos y exportamos mucho menos petróleo que en 1998. En aquel año, producíamos alrededor de tres millones quinientos mil barriles diarios, de los cuales exportábamos unos tres millones. Al final del 2011 producíamos unos dos millones cuatrocientos mil barriles y exportábamos en las vecindades de un millón seiscientos mil barriles diarios. Lo que ha hecho la diferencia es que mientras el precio del barril en 1998 fue de catorce dólares promedio para la cesta venezolana, el de 2011 fue de ciento dos dólares. Aunque ahora producimos y exportamos menos, los ingresos totales son mucho más altos. Lo que esto nos dice es que todo el aumento de ingresos en divisas que el país ha experimentado en estos años y el impacto que ello ha tenido en la economía, ha sido un efecto del alza de los precios internacionales del petróleo, dictado por el comportamiento de la economía mundial. Nada tiene eso que ver con el desempeño de la economía doméstica, mucho menos la del sector petrolero que más bien se ha deteriorado notablemente. El ingreso petrolero se ha incrementado, a pesar del pobre desempeño petrolero del gobierno. Un pobre desempeño que, por cierto, no le impide al Presidente seguir ofreciendo metas irrealizables. Así, hace poco tiempo afirmó que para finales de este año estaríamos produciendo tres millones quinientos mil barriles diarios; lo que ya producíamos en 1998.
La teoría de la dependencia tan en boga en los sesenta decía que el capitalismo acentúa la dependencia que los llamados países periféricos, tienen de la producción y exportación de sus materias primas, convirtiéndolos en mono exportadores y mono dependientes. Es eso precisamente lo que ha venido haciendo de Venezuela el socialismo del siglo XXI; convertir al país cada vez más en mono productor, mono exportador y mono dependiente. Paradójico eso; un tipo de socialismo que acentúa lo que sus propias teorías llaman un capitalismo subordinado y dependiente.
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