Lo más interesante de esta nueva edición de la muestra estadounidense -que cada año organizan Gran Cine y la Embajada de Estados Unidos de América- reside en su carácter de reafirmación de una manifestación cultural muy propia y auténtica que a menudo se encuentra olvidada en las grandes producciones y sus efectos especiales. Lo trascendente del cine norteamericano se halla en estas películas poco comerciales que abrirán camino a nuevas tendencias. Si no fuese por este festival dejaríamos de ver exceletes películas de EEUU que por razones económicas no se habrían estrenado en el país. Lo otro que me parece una ventaja es que reúne pocos filmes pero muy buenos. Se priorizó calidad sobre cantidad pues son apenas siete películas. ¿Cuáles son? Les cuento.
El drama histórico adquiere un tono de denuncia en La conspiración (The conspirator), peculiar obra de Robert Redford que se construye alrededor del juicio político a los asesinos de Abraham Lincoln en momentos muy duros para la Unión; en cambio la sonrisa aflora en A Roma con amor (To Rome with love), nueva comedia de Woody Allen que se burla de los estereotipos de norteamericanos e italianos, a través de una historia coral muy divertida; un poco más allá se encuentra la muy curiosa El camino (The way), dirigida por el actor Martin Sheen, sobre el recorrido a Santiago que inicia un hombre tras enterarse de la muerte de su hijo.
Una de las favoritas del festival es la ácida comedia Los niños están bien (The kids are allright), de Lisa Cholodenko, que echa un vistazo muy original al tema de la paternidad; también se halla el tema de la pérdida de un hijo y cómo ese hecho cambia la vida de sus padres en Al otro lado del corazón (Rabbit Hole) de John Cameron Mitchell; el drama político se encuentra en Poder y traición (The Ides of March), de George Clooney, en torno a los ideales traicionados y las campañas presidenciales en EEUU.
No podía faltar el tema de la crisis económicas y se halla en El precio de la codicia (Margin Call), de J. C. Chandor, sobre lo que sucedió días antes de declararse la debacle financiera de 2008; y el drama vencedor en el Festival Sundance Otra tierra (Other Earth), de Mike Cahil, que aborda un tema poco clasificable aunque algunos la incluyen como nueva expresión de la ciencia ficción.
Así que a ver buen cine norteamericano.
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