Descubrí la gastronomía en miniatura hace unos dieciocho años en el legendario Bar Bergara de San Sebastián, donde mi esposa y yo pasamos algunas tardes memorables disfrutando de pequeñas obras del arte culinario —delicias de pato al calvados, foie gras con uvas al oporto y gratinado de setas con langostinos, nata y cava, entre otros— y de abundante Txacoli, vino blanco y ligero que debe beberse muy joven. Este hallazgo se lo debemos a nuestro amigo Manuel González, ex director de la Escuela de Filosofía de la UCV y gran gourmet, quien por entonces cursaba un doctorado en Donostia. Esa experiencia fue algo más que irse de tapas, como en cualquier otro bar español. La tradición de comer tapas mientras se consume vino o una «caña» tiene muchos años, pero en las últimas dos décadas ha adquirido un mayor nivel de calidad con los aportes de grandes cocineros. Cada cual elabora sus creaciones personales a partir de las tradiciones. Maestros de la culinaria de Euskadi como Juan Mari Arzak y Pedro Subijana han alabado esta innovadora tendencia. Gastronomía en miniatura se define como alta cocina en pequeñas presentaciones, a manera de tapas, pinchos, banderillas, chupitos, cucharillas, montaditos y otros platillos. El concepto ha ganado terreno y de los tradicionales locales vascos ha pasado a otros restaurantes de España —en Burgos, Asturias, Valladolid, Barcelona, en la propia Madrid— y ahora se presenta en Caracas con La Pinchadera que los hermanos Reinaldo y Gumersindo Romano han organizado en su restaurante La Huerta. Se han traído al chef José Miguel Naves Gómez, del Restaurante San Pelayo, en Llanes, uno de los mejores de Asturias. No se la pierdan. Del 14 de febrero al 2 de marzo.
Navez trae su talento y experiencia desde el San Pelayo, bien apreciado por la crítica española e incluido en varias guía europeas. Lleva muchos años trabajando el concepto del pincho tradicional del norte de España para transformarlo en una creación muy personal que no solo contrasta los sabores, sino también los colores y las texturas de su presentación. Comenzó a trabajar en los fogones a principios de los noventa y ha sido cocinero de respetados restaurantes como Casa Conrado de Oviedo y el magnífico Akelarre de San Sebastián, de don Pedro Subijana, uno de los sitios donde mejor he comido en mi vida. Desde 2001, Navez es copropietario y jefe de cocina de su restaurante en Llanes.
Con los Romano, Naves y otros amigos compartimos una tarde de pinchadera con deliciosos bocados —chupitos de crema de garbanzos con espumas de bacon, rollos de salmón, sorprendente calabacines rellenos, patatas con embutidos, langosta y pescados, algunos montados sobre ruedas de pan, otros presentados sobre cucharillas, casi todos atravesados por una banderilla— recibidos con el fresco cava Nazares Brut de Bodegas Real, seguida por el sorprendente Urban Sauvignon Blanc de 2011 y el muy grato Urban Malbec-Tempranillo también de 2011, de las Bodegas O. Fournier de Argentina. Los pinchos salían de la cocina y en minutos desaparecían.
La Pinchadera se llevará a cabo desde el jueves 14 de febrero —día de los enamorados— al sábado 2 de marzo, durante el horario nocturno, como una propuesta de sustituir la cena tradicional por una manera más fresca y ligera de disfrutar la gastronomía. Dicho de otra forma, después de un día de trabajo, se trata de «irse de pinchos» para disfrutar de la variedad de opciones y sabores. En La Huerta siempre ha habido tapas españolas y pasapalos venezolanos pero ahora ofrece una lista de pinchos más elaborada. Estas creaciones gastronómicas en miniatura se presentan de manera separada, como una camino especial. Esta casa de comidas de la avenida Solano siempre ha disfrutado del favoritismo de los amantes de las distintas cocinas regionales de España, con una acertada relación calidad-precio. Su fabada es de las mejores de la ciudad.
Pero volvamos a La Pinchadera. El comensal puede ir ordenando poco a poco, compartiendo con los amigos, apostando por sus sabores sorprendiéndose con los contrastes. hasta que su apetito se sacie. De cierta manera esta picadera posee un aspecto lúdico, de juego de sensualidades, de hallazgos culinarios. También puede solicitar la asesoría de la sommelier Ellen Rodríguez para elegir el vino que mejor case con los pinchos. Los hermanos Romano están presentando una propuesta distinta a través de este festival de pinchos, pero no descartan su inclusión definitiva en su carta tradicional.
La Huerta está en la avenida Francisco Solano, cruce con 1a. Avenida de Las Delicias, Sabana Grande. De lunes a Viernes a partir de las 6 de la tarde. Los sábados y domingos desde el mediodía. Pueden reservar por los teléfonos 212-7616643 y 212-7625228.
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