Una hermosa vitalidad palpita en De navíos, ron y chocolate, film de la realizadora venezolana Malena Roncayolo que se sumerge en páginas poco conocidas de nuestra historia para seguir la ruta de los corsos desde el Mediterráneo hasta el Caribe a mediados del siglo XIX, cuando la América hispana debutaba en la vida republicana e independiente. A aquella Venezuela devastada —primero por la guerra emancipadora y después por las guerras de caudillos— llegaron hombres y mujeres desde Córcega a reconstruir sus vidas en una tierra que necesitaba esfuerzos, voluntad y visión. De varias maneras se convirtieron en un nexo entre el viejo y el nuevo mundo a través del comercio entre Francia y Venezuela, especialmente con el cacao y la caña de azúcar y con los productos importados desde Europa. Pero el planteamiento medular del film reside en la huella que desde entonces han dejado aquellos inmigrantes en la vida venezolana. La propia Roncayolo es producto de aquella presencia. Por eso se respira esa vitalidad muy íntima que une lo personal con lo colectivo, que fusiona la presencia actual con la herencia cultural.
A primera vista De navíos, ron y chocolate parece un documental en el sentido tradicional del término pero luego adquiere las características de una reconstrucción dramática de un período que se extiende por varios siglos con sus protagonistas de entonces y de ahora. Roncayolo reconstruye con ficción y actores ciertos pasajes pero mantiene el tono documental de la obra. Lo cual es muy válido como propuesta creadora a la hora de trascender el dato de la realidad para rendir homenaje a esos personajes cuyos apellidos han ocupado un lugar en nuestra sociedad. Presidentes, artistas, científicos, empresarios, académicos y miles de seres anónimos igualmente importantes de hoy encuentran sus raíces en aquella primera presencia. No obstante, la mayoría de los venezolanos desconoce esa influencia fundamental y la película de Roncayolo viene a rescatar su trayectoria y sus aportes.
Al principio la realizadora establece la presencia colonial de Inglaterra, Francia, Holanda y España en el Caribe desde el siglo XVII, como un prólogo necesario a propósito de la independencia de estas tierras agrestes, y luego sigue la ruta de los corsos desde el Mediterráneo, marca su presencia en el Oriente venezolano dos siglos después, define sus actividades productivas y expone su influencia en nuestro país. Roncayolo entrevista a historiadores, descendientes, estudiosos del tema y un grupo amplio de personas que conoce la trayectoria corsa en todo el mapa nacional. Se permite, además, la referencia marina de un pueblo surgido en una isla que hoy pertenece a Francia pero no puede ignorar sus profundas raíces italianas. Gente que defiende su lengua a pesar de que muchos la llamen dialecto. Hombres y mujeres del mar y la tierra, con costumbres propias, que se adaptaron a las nuevas latitudes y han dejado su huella. Seres de navíos que originalmente se establecieron para producir y comercializar cacao y caña de azúcar, es decir, ron y chocolate, y que luego se expandieron en múltiples actividades a lo largo del país.
Este enfoque, sin embargo, no limita el film al ámbito de los descendientes de corsos. Más bien lo abre a la heterogeneidad de la Venezuela de hoy. Los herederos de aquellos que vinieron de Córcega hoy forman parte de esta vida contemporánea, con sus rasgos propios pero también con los comunes a todos los grupos que conforman la nacionalidad. Esta perspectiva determina el fluir de la propuesta de Roncayolo. Reconocer lo específico para comprender lo general. O al revés: comprender lo propio para rec0nocer lo de todos.
DE NAVÍOS, RON Y CHOCOLATE, Venezuela y Francia, 2012. Dirección y producción: Malena Roncayolo. Guión: Ángel Rivero y Malena Roncayolo. Fotografía: Cheo González. Montaje: Malena Roncayolo, Wilmer Martus y Henry Luna. Director de Arte: Anabel Acosta. Con la participación de los descendientes e investigadores de la inmigración corsa y con el trabajo actoral de Cocó Orsini y Joseph Frappaolo, además de los grupos de tambor Madera y Mango. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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