Hace una semana nos enteramos de la partida de un hombre que valía mucho más de lo que aparentaba, como artista y como ser humano. Poeta y cineasta nacido en Puerto Nutrias, Barinas, Jesús Enrique Guédez fue uno de los más importantes precursores del cine venezolano y ha dejado un legado de piezas fundamentales. Fue el primer presidente de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos y ganador del Premio de Poesía de las Universidades Nacionales en 1959 y el Premio Nacional de Cine en 1994. Además, en lo personal, tuve el honor de gozar de su amistad y de tenerlo como profesor de cine en la Escuela de Comunicación Social de la UCV a principios de los años setenta.
Autor de una notable filmografía en el campo documental —La ciudad que nos ve (1965), Bárbaro Rivas (1967), La universidad vota en contra (1968), Pueblo de lata (1973), Panamá (1977), Testimonio de un obrero petrolero (1978), entre otras— también incursionó en la ficción con Juego al general (1971), El circo mágico (1975) y, sobre todo con El Iluminado (1978), una obra ambiciosa en el terreno del cine popular.
Jesús Enrique se licenció en Comunicación Social en la UCV y luego se marchó a estudiar cine en el entonces muy célebre Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma. Luego regresó a Venezuela para desarrollar su filmografía.
Como poeta se destacó por sus poemarios Las naves (1959), Sacramentales (1961), Sextantes (1965), Tiempo de los paisajes (1978), El gran poder (1991), Cantares de O Gran Sol (1994), Viajes del sol y la luna (2000) y Poemas crudos (2004), y del volumen de relatos Puerteños (1995). Adiós al creador y al amigo.
Ideas de Babel 
Hace una semana nos enteramos de la partida de un hombre que valía mucho más de lo que aparentaba, como artista y como ser humano. Poeta y cineasta nacido en Puerto Nutrias, Barinas, Jesús Enrique Guédez fue uno de los más importantes precursores del cine venezolano y ha dejado un legado de piezas fundamentales. Fue el primer presidente de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos y ganador del Premio de Poesía de las Universidades Nacionales en 1959 y el Premio Nacional de Cine en 1994. Además, en lo personal, tuve el honor de gozar de su amistad y de tenerlo como profesor de cine en la Escuela de Comunicación Social de la UCV a principios de los años setenta.
Autor de una notable filmografía en el campo documental —La ciudad que nos ve (1965), Bárbaro Rivas (1967), La universidad vota en contra (1968), Pueblo de lata (1973), Panamá (1977), Testimonio de un obrero petrolero (1978), entre otras— también incursionó en la ficción con Juego al general (1971), El circo mágico (1975) y, sobre todo con El Iluminado (1978), una obra ambiciosa en el terreno del cine popular.
Jesús Enrique se licenció en Comunicación Social en la UCV y luego se marchó a estudiar cine en el entonces muy célebre Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma. Luego regresó a Venezuela para desarrollar su filmografía.
Como poeta se destacó por sus poemarios Las naves (1959), Sacramentales (1961), Sextantes (1965), Tiempo de los paisajes (1978), El gran poder (1991), Cantares de O Gran Sol (1994), Viajes del sol y la luna (2000) y Poemas crudos (2004), y del volumen de relatos Puerteños (1995). Adiós al creador y al amigo.