Nena, saludame al Diego, MADRE VENEZOLANA, HIJA ARGENTINA, por Alfonso Molina

Nena, saludame al Diego

Más allá de su empaque de comedia, Nena, saludame al Diego propone como idea medular la convivencia y la tolerancia entre seres humanos. Lo hace a través de una anécdota muy divertida en torno a la relación entre Isabel, una madre viuda, muy actual y poco convencional, y Sofía y Natalia, sus hijas muy diferentes —la «buena» y la «mala»— que buscan sus propios caminos. Este primer largometraje de la venezolana Andrea Herrera Catalá se inicia con una situación dramática muy particular: el Canal Cultura, liderado por Isabel, requiere renovarse para conquistar audiencias frente a una televisión comercial, vulgar y hegemónica. Cuenta con su hija Sofía, quien ha regresado al país después de graduarse como comunicadora social en una universidad catalana, para producir un programa sobre los valores culturales de Venezuela. Pero hay un problema: por alguna extraña razón la chica se siente argentina y no venezolana. Porteña, para más señas. Su otra hija, Natalia, no quiere estudiar ni trabajar y prefiere pasarla bien con su novio. A partir de este cuadro humano la película se desarrolla con bastante soltura alrededor de un choque cultural que no se limita al campo de las nacionalidades —algo demasiado obvio— sino que se amplía hacia otras formas de conducta y de relaciones afectivas. Lo esencial es que cada una de estas mujeres vive un proceso de desarrollo personal. El mundo cambia.

Este primer largometraje de Herrera Catalá posee un tono de comedia dramática que había desarrollado en su cortometraje Eloína —integrante del tríptico 1, 2, 3 mujeres, 2008, de Herrera, Anabel Rodríguez y Andrea Ríos— alrededor de una empleada de limpieza de un bufete de abogados que realiza un hallazgo que le cambiará la vida. Para ello se valió de un humor corrosivo sobre la fragilidades de una persona frente a su propia codicia. El otro punto en común entre aquel corto y este largo radica en la fuerza del personaje femenino, que puede funcionar como catalizador de escenas indefinidas. Creo que es evidente la formulación de un punto de vista creativo alrededor de la mujer y sus condiciones de vida o acción.

En el caso de Nena, saludame al Diego destacan las mujeres sobre los hombres en un juego de situaciones desconcertantes y efectivas dramáticamente. El conflicto esencial se plantea entre la venezolanidad de Isabel (muy bien interpretada por Marialejandra Martín) y la argentinidad de Sofía (la excelente actriz argentina Sofía Bertolotto) en una suerte de duelo entre madre e hija que permite observar otras conductas y personajes que marcan un tono: la aparente indiferencia de Natalia (con el talento de Ananda Troconis), la hermana «mala», el oportunismo de Pablo (Daniel Rodríguez), insoportable animador del canal líder, la sumisión de Joaquín (Cayito Aponte), sufrido gerente de Canal Cultura, la implacable Silvia (la española Ana Villa), «conquistadora» de audiencias, el misterioso Fernando (Alexander Leterni), silencioso novio de Natalia, y sobre todo el tropicalizado Santiago (un divertido Iair Said), funcionario de la Embajada de Argentina que se enamora de Sofía. Con este conjunto de seres la trama se construye de forma dinámica y divertida, con situaciones insospechadas y una resolución final coherente.

Gracias al guión de la venezolana Valentina Martínez, quien armó este tejido de equívocos y desenlaces, los personajes femeninos trazan una trayectoria muy interesante. Isabel, Sofía, Natalia e incluso Silvia evolucionan en sus roles y van definiendo el rumbo de la trama. Ninguna de ellas permanece igual. Por añadidura van cambiando a los hombres que las rodean. Algunos de ellos se revelan desde un punto de vista más íntimo, como Fernando o Santiago. La confrontación entre Isabel y Sofía se explica a través de la relación entre madre e hija, pero sobre todo por su condición de mujeres de distintas edades en un mundo que exige definiciones. Poco a poco surgen datos que van explicando la argentinidad de Sofía, ya por la reconstrucción familiar o por situaciones cómicas en un campo de fútbol. En el campo de la realización, Andrea Herrera no incurre en los estereotipos de argentinos y venezolanos pero sí ironiza cierto chovinismo con rasgos patrioteros.

Nena, saludame al Diego ofrece valores de producción muy profesionales, entre lo que destacan la fotografía de Arturo Vásquez Gontscharenko, el montaje de Manuel Bauer, el sonido de Mario Nazoa, la música surgida de Estudio Pararrayos y la dirección de arte de la argentina Coca Oderigo. Al frente de la producción estuvieron la propia Andrea Herrera, su madre Delfina Catalá, reconocida productora venezolana, y Andrea Rodríguez.

Lo único que pareciera reprochable es que esa Venezuela donde transcurre la historia aparece idealizada, ajena al maltrato histórico a que ha sido sometida. Esa Caracas humana, hermosa, solidaria, no se compagina con la urbe castigada por el hampa, la anarquía y la desidia. Emociona, por ejemplo, la escena en que Santiago formula preguntas fundamentales a Sofía para saber si su amor es posible, pero uno se extraña que en esa madrugada en San Agustín no los hayan atracado. Claro, son factores que la comedia suaviza y hasta sublima. Lo importante es que logra hacer reír proponiendo una reflexión sobre al necesidad de aceptarnos como somos.

NENA, SALUDAME AL DIEGO, Venezuela, Argentina y Cuba, 2013. Dirección: Andrea Herrera Catalá. Guión: Valentina Martínez. Producción: Andrea Herrera Catalá, Andrea Rodríguez, Delfina Catalá. Fotografía: Arturo Vásquez Gontscharenko. Montaje: Manuel Bauer. Sonido: Mario Nazoa. Música: Estudio Pararrayos. Dirección de arte: Coca Oderigo. Elenco: María Alejandra Martín, Sofía Bertolotto, Ananda Troconis, Daniel Rodríguez, Iair Said, Alexander Leterni, Paris Aguilar, Ana Villa, Cayito Aponte, Pepeto López. Distribución: Cines Unidos.

Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
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