Una obra encantadora por su audacia temática, su cuidado formal, su trasfondo significativo y, sobre todo, su espíritu a contracorriente que rescata la esencia del cine como arte, industria y espectáculo ante la hegemonía de los efectos especiales y los vericuetos tecnológicos. Film francés de hoy que rinde homenaje a la producción de Estados Unidos de hace un siglo, en su transición del cine silente al sonoro. El artista observa un proceso de cambio que va más allá de un recurso técnico y expone las consecuencias de esa transformación. El mundo cambia, el cine cambia, la gente cambia. La idea central que se construye —poco a poco y más allá de muchas dificultades— es que los seres humanos son capaces de adaptarse a los nuevos vientos, a pesar de sí mismos. Su realizador, Michel Hazanavicius, ha elaborado una de las mayores sorpresas de los últimos años: una película muda, en blanco y negro y con el estilo narrativo de los años veinte que conmueve con una historia sencilla, sin demasiadas pretensiones, pero definitivamente seductora.
Su trama no ofrece alta complejidad pero se revela altamente efectiva. Hacia 1927 Hollywood había levantado un deslumbrante star system, en el que reina George Valentin, el actor exitoso y admirado que se niega a aceptar la inminencia del cine sonoro. Al igual que Charles Chaplin, piensa que el sonido mataría la esencia expresiva de un arte visual en movimiento que había nacido sin escuchar palabras. George vive en una mansión donde pasa más tiempo con su perro, su mayordomo y su chofer que con su esposa. Por azar conoce a Peppy Miller, una joven aspirante a actriz, con quien define una atracción mutua que no terminar de concretarse. Con la llegada de las películas habladas se derrumba la carrera del actor mientras comienza la de la chica. Las estrellas del cine mudo se vieron obsoletas casi de la noche a la mañana, sin saber cómo adaptarse. Pero el amor todo lo puede, como se sabe.
Cuando se estrenó El artista en el Festival de Cannes del año pasado comenzó su extraordinario recorrido de premios al llevarse Jean Dujardin el galardón de mejor actor. Luego ha sumado las preseas de la Academia Británica, el Goya español, los Globo de Oro de la prensa extranjera en Los Ángeles, los Cesar franceses y finalmente los cinco Oscar que la convirtieron en la película del año. Hace un año parecía que una película como ésta no podía atraer al gran público y que estaba condenada a los amantes del cine clásico. Todo lo contrario. El secreto del film de Hazanavicius reside en rescatar lo especial que tenía el cine mudo, con referencias a películas, actores y situaciones de la vida real, sin sucumbir servilmente a esas referencias. Su historia recuerda el rodaje de Tiempos modernos de Chaplin, totalmente silente, cuando ya el cine sonoro reinaba en Hollywood. No hay que ser un erudito de la producción de esa época para comprenderla y dusfrutarla. Le gusta a todos, pues se nutre de escenas clásicas de Buster Keaton, Mack Sennet, Charles Chaplin y otros creadores de aquel momento. Es evidente que George Valentin es una clara alusión a Rodolfo Valentino. Puro entretenimiento de calidad, bien producido, mejor pensado y llevado a sus orígenes.
El artista recrea la fotografía de los filmes del aquel momento, así como la escenografía y ambientación, los decorados y el vestuario, pero sobre todo la banda sonora, pieza fundamental de la narrativa de entonces. Se desplaza entre la comedia y el melodrama con fluidez y logra involucrar al espectador de forma emocional. Hazanavicius escribe y dirige con sensibilidad y conocimiento e introduce algunos elementos modernos en la narración. Para completar, contó con dos excelentes actuaciones centrales en Dujardin y su esposa Berenice Béjo, como George y Peppy, respaldas por los veteranos John Goodman, James Cronwell, Malcom McDowell y Penelope Ann Miller. Sin contar al perro Uggy. En suma, una película para recordar.
EL ARTISTA (The Artist), Francia, 2011. Dirección y guión: Michel Hazanavicius. Producción: Thomas Langman. La petite Reine. France 3 Cinema. Jouror Productions, ARP Selection, Studio 37. Fotografía: Guillaume Schiffman. Montaje: Anne Sophie Bion y M. Hazanavicius. Música: Ludovic Bource. Elenco: Jean Dujardin, Berenice Béjo, John Godman, James Cromwell, Penelope Ann Miller, Malcon Mc Dowell, Missi Pyle, Uggy. Distribución: Cinematográfica Blancica.
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