Enemigo del pueblo LA LUCHA ENTRE LA VERDAD Y EL PODER, por Alfonso Molina

enemigo del pueblo

Jorge Palacios y Basilio Álvarez ejecutan excelentes actuaciones en esta adaptación de «Enemigo del pueblo».

Este segundo montaje en 2013 del clásico texto de Henrik Ibsen pone de relieve la importancia de su planteamiento universal en una sociedad como la nuestra, abofeteada por la manipulación del poder. Esta vez se trata de la puesta en escena de Armando Álvarez sobre la adaptación de Un enemigo del pueblo que propuso hace años Ugo Ulivi. Aunque la pieza original se ambienta en una ciudad balneario noruega a finales del siglo XIX, el director venezolano la ubica, bajo el título Enemigo del pueblo, a mediados de este siglo en una localidad no identificada, donde el gobernador Pedro Stockmann anuncia que el balneario y su centro comercial están listos para recibir a los veraneantes de todas partes. Turistas que aliviarán sus males o evitarán posibles enfermedades en sus aguas termales. Beneficios para todos: visitantes, comerciantes, restaurantes, albergues, prestadores de servicios, la propia Gobernación. Todo casi idílico, Sin embargo, el conflicto medular de su trama se revela de forma contundente. El doctor Tomás Stockmann, reconocido científico, ejemplar ciudadano y hermano del gobernador, ratifica sus sospechas: las aguas están contaminadas con los residuos de las fábricas aledañas. Nadie debe bañarse en ellas. Hay que alertar a los ciudadanos a través de La Voz del Pueblo, diario local abierto a los intereses de la comunidad. Pero su advertencia chocará con la opinión de su hermano. Sin turistas no habrá prosperidad y sin prosperidad perderá su prestigio como dirigente político. Comienza entonces la lucha entre la verdad y el poder. Adivinen el resultado.

El planteamiento original de Ibsen apunta a desmontar el mito de la sabiduría de las masas y cuestiona la legitimidad de las mayorías. Se trata de una idea muy controvertible que ha generado toda suerte de polémicas pero que ha puesto la mirada crítica sobre la validez de las democracias formales. Sobre todo cuando el manejo de la opinión pública y de las instituciones públicas y privadas se encuentra al servicio de una concepción política. En Venezuela hemos aprendido mucho sobre la materia en los últimos quince años. Sabemos cómo se modelan conductas en eso que se llama el pueblo, con la complicidad de los medios y los funcionarios.

Este nervio central de la obra es asumido por esta producción del Grupo Teatral Skena como un soporte conceptual del desarrollo de la trama. Cada personaje representa una conducta. Por una parte, Tomás Stockmann defiende el valor de la libertad y la conciencia individual ante el oportunismo económico y la enajenación política de las autoridades. Por la otra, Pedro Stockmann simboliza la mentira acomodaticia y la manipulación de los hilos del poder. Un poco más allá se halla el empresario oportunista que ajusta el funcionamiento de La Voz del Pueblo a los requerimientos del Gobernador, o los periodistas que cambian de opinión para mantener su estatus. O los miembros de la comunidad —el pueblo— que aplauden la función de un circo. El doctor Stockmann contra el resto de los poderes de la ciudad, acompañado solo por su familia. Un individuo frente a la red de relaciones tejida entre autoridades políticas, intereses económicos y medios de comunicación. El respetable médico de la ciudad —buen ciudadano, buen esposo, buen padre— deviene en un enemigo del pueblo. El hombre que defiende la verdad es un hombre en medio de la soledad.

Álvarez ejecuta una eficaz puesta en escena fundamentada en el dibujo de los personajes principales, Tomás y Pedro, y en el desarrollo progresivo y sostenido del conflicto entre verdad y poder. Supo captar la fuerza de un texto tan bien construido por su autor original, llevando al máximo la versión de Ulivi. No fue necesario una contextualización más cercana a nosotros para la comprensión de su pertinencia. Contó con un elenco en el que destacan de manera muy especial las actuaciones de Jorge Palacios, como el hábil gobernador, y Basilio Álvarez, como el respetado científico científico caído en desgracia. Dos grandes intérpretes manejan sus personajes con intensidad y precisión, sin incurrir en el exceso ni en la caricatura. Lamentablemente, contrastan con el resto de los actores, muy irregulares, con altos y bajos sin control.

La escenografía de Ramón Pérez Pina y Armando Álvarez y la utilería de Oscar Salomón se revelan como recursos expresivos muy válidos desarrollados con pocos elementos. El vestuario de Eva Ivanyi y Cape Grillet ubica la trama a mediados del siglo pasado con bastante eficiencia, pero el atrezzo del doctor Stockmann escapa a cualquier definición. La iluminación de Valentina Sánchez también es irregular. Tiene momentos de gran validez pero en otros instantes descuida la definición de la luz sobre los dos personajes principales. El video promocional de Altair Castro y el propio Armando Álvarez luce como un recurso ajustado al tono de la obra aunque no a su tiempo, es decir, mediados del siglo pasado. Curiosamente, uno de los que hablan al público en el video es Antonio Delli, quien interpretó a Tomás Stockman en el montaje que hizo de la misma obra el Grupo Teatral Emergente, dirigido por Jesús Delgado.

Enemigo del pueblo es, sin duda, una de las producciones más importantes de nuestra cartelera actual. Bien montada, bien producida y bien recibida por el público. Skena vuelve a repetir su visión crítica y a la vez clásica. Eso se agradece en este medio tan comercializado.

ENEMIGO DEL PUEBLO (“En folkefiende”), de Henrik Ibsen. Grupo Teatral Ekena. Dirección: Armando Álvarez. Adaptación: Ugo Ulivi. Producción: Claudia Camacho. Vestuario: Eva Ivanyi y Cape Grillet. Utilería: Oscar Salomón, Música original: Gabriel Figueira. Diseño de escenografía: Ramón Pérez Pina y Armando Álvarez. Iluminación: Valentina Sánchez. Elenco: Jorge Palacios, Basilio Álvarez, Juan Carlos Ogando, Israel Moreno, Beatriz Mayz, Alejandro Díaz, Luís Ernesto Rodríguez, Valentina Ortiz, y Daniel Colmenares junto con integrantes del taller de adultos del Grupo Teatral Skena. Centro Cultural BOD-Corp Banca. Viernes y sábados a las 8:00 p.m. y los domingos a las 6:00 p.m.

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Acerca de Alfonso Molina

Alfonso Molina. Venezolano, periodista, publicista y crítico de cine. Fundador de Ideas de Babel. Miembro de Liderazgo y Visión. Ha publicado "2002, el año que vivimos en las calles". Conversaciones con Carlos Ortega (Editorial Libros Marcados, 2013), "Salvador de la Plaza" (Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y Bancaribe, 2011), "Cine, democracia y melodrama: el país de Román Chalbaud" (Planeta, 2001) y 'Memoria personal del largometraje venezolano' en "Panorama histórico del cine en Venezuela" (Fundación Cinemateca Nacional, 1998), de varios autores. Ver todo mi perfil
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