Laberintos LA GRAN SORPRESA DE PERÁN ERMINY

Su primera e inesperada individual recoge toda una trayectoria de amor por el arte y la creación.

Siempre recuerdo a Perán Erminy cuando al concluir una proyección en la Cinemateca Nacional, a mediados de los años setenta, invitaba a los espectadores a participar de un cine foro. Por lo menos dos veces al mes conducía esas muy gratas tertulias. También supe por aquella época que Perán era uno de los más agudos críticos de arte venezolanos. Cine y plástica han sido sólo parte de su inmenso entusiasmo cultural que abarca otras disciplinas del conocimiento. Por eso me sorprendió —tanto como a muchos, estoy seguro— que a sus 82 años se haya decidido a mostrar su propio trabajo como artista a través de 98 piezas de técnicas mixtas sobre papel, en mediano y pequeño formato, en una exposición que lleva el atinado título de Laberintos y que desde principios de octubre se encuentra en los espacios de la Fundación BBVA Banco Provincial, en La Castellana.

Quienes lo conocemos y hemos trabajado con él apreciamos su rigor analítico, su total seriedad para la indagación, su entrega casi obsesiva al trabajo crítico. Su gran amigo Rodolfo Izaguirre me comentaba que siempre fue así, desde joven, tanto en el arte como en la política, militando en la rebeldía desde sus años estudiantiles. Por ello llevó cárcel y persecución en tiempos ya remotos. Detesta la injusticia y ama la belleza del arte. Formó parte de la vanguardia de Los Disidentes y de otros movimientos cuestionadores. Hace poco participó como jurado en Arte sin Mordaza, el concurso de creación digital organizado por Venezuela sin Mordaza, grupo de defensa de la libertad de expresión en nuestro país. Es decir, Perán no parece dispuesto a bajar la guardia.

Bajo la curaduría de Mariela Provenzali, la exposición fue adquiriendo cuerpo a partir de una diversidad de estilos, técnicas y motivos que se mantuvo oculta del ojo ajeno, muy celosamente cuidada por su autor. Perán nunca había tenido la intención de mostrar su propia creación. Él, el crítico de arte y de cine, acostumbrado a apreciar e interpretar las obras de otros, se negaba a mostrar sus pasiones y obsesiones. Montones de piezas fueron revelando sus visiones y vivencias, organizadas de manera particular en la sala de exposición, siguiendo un orden que el ojo curador supo determinar.  La idea medular de la muestra se emparenta con el viaje a través de los años y las inquietudes de este artista sorprendente. Es su laberinto personal.

La mayor parte de las piezas se expresa en pequeño formato, pero los estilos y técnicas son diversos. Esa heterogeneidad parece no representar las visiones de un mismo artista sino de varios. Erminy no es un creador unidimensional. Ignoro cuántos años de su vida están representados en Laberintos pero se torna evidente que su trabajo no es unilineal. No podría serlo. A Perán le gustan las contradicciones, los encuentros divergentes, la ausencia de limitaciones. Eso se aprecia en su pintura.

Creo que ni el propio artista sospechaba que terminaría mostrando su trabajo de tantos años. Resulta paradójico que su primera individual sea tardía pero al mismo tiempo apropiada para celebrar el arte y la vida. Gracias por la sorpresa.

LABERINTOS, 98 piezas de Perán Erminy, Salón de exposiciones de la Fundación BBVA Banco Provincial, ubicado en el tercer piso de la sede del Banco Provincial, en la avenida principal de La Castellana. La muestra que se exhibirá hasta el 4 de diciembre.